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El rol de la mujer como promotora de los ODS, la paz y la resiliencia

09 Marzo de 2017 07:17

¿Qué puede aportar cada mujer, desde su tarea cotidiana, al cumplimiento de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible),la construcción de la paz y la formación de los jóvenes en valores ecoéticos?

No son pocas las mujeres que han demostrado al mundo su fortaleza, sus esfuerzos y sus logros en este sentido:

Amira Hass en Israel,  Berta Cáceres en Honduras, Leymah Gbowee en Liberia, Malala Yousafzai en Pakistán, Rigoberta Menchú en Guatemala y mucho, pero mucho antes, Bertha von Suttner, la primera mujer en ganar el Premio Nobel de la Paz, en 1905.

Algunas no han obtenido reconocimientos internacionales y quizá no aparezcan en google al escribir su nombre sumado a la palabra paz o a la frase “lucha por la equidad”. Sin embargo, el trabajo sostenido que realizan día a día, representa una prueba fehaciente del importante papel que desempeñan para volver factibles ciertas utopías.

Mujeres cercanas, con quienes he tenido el placer de compartir tareas solidarias, espacios de intercambio y reflexión acerca de los ODS o de celebración por la labor cumplida, como Marita Copes (Código R), Susana Cafaro (Turismo Responsable e Infancia- Ministerio de Turismo), Marcela Baigros (Cero a la Derecha ONG), Victoria Ferreyra (Pinta Argentina ONG), Sandy London (Conceptos Sencillos ONG) o Silvia Carranza (CILSA) . 

Si, como dijo Viktor Frankl, la vida exige a toda persona una contribución y depende de cada uno descubrir en qué consiste, es hora de inspirarnos en todas ellas (las que conocemos a través de los medios de comunicación o los libros de historia y las que, por fortuna, tenemos bien cerca) y preguntarnos ¿qué aporte puedo hacer desde mi hogar o mi profesión?

En mi caso, desde la docencia me pregunté, junto con mis colegas, cómo ayudar a los jóvenes a afrontar el futuro.  Cuando los niños que hoy están en la escuela lleguen a la adultez y busquen su primer empleo, se van a encontrar con un gran abanico de ocupaciones desconocidas en su infancia.   El 65% de este grupo se va a desempeñar en puestos de trabajo aún inexistentes. ¿Cómo ayudarlos a enfrentar la incertidumbre? ¿Cómo ayudarlos a formar parte de una sociedad permanentemente amenazada por la violencia, el egoísmo, la falta de cuidado (del otro, del planeta) y la incomprensión?

Y me animé a proponer tres simples aportes:

-Fomentar el compromiso social aplicado.

-Promover el diálogo (intercultural, intergeneracional, interreligioso, intersectorial e interdisciplinario)

-Fortalecer en ellos la capacidad de resiliencia.

-Compromiso, diálogo y resiliencia 

Fomentar el compromiso social aplicado implica articular problemáticas sociales (que necesitan soluciones urgentes), con las fortalezas vocacionales de los jóvenes.  Lograr que cada uno encuentre un nicho en el que pueda ser útil a la sociedad y se atreva a poner en juego su vocación de servicio.  De este modo surgirían valiosos proyectos de aprendizaje-servicio (Nieves Tapia, 2004) y llegarían a mejor puerto los innumerables programas de RSE o RSU que a veces se inician con gran entusiasmo pero luego quedan en el camino.

Por otra parte, el diálogo lleva a valorar la diversidad y, en definitiva, da lugar a la comprensión humana, aumentando aún más el compromiso. Muchas veces el arte, en especial la música, es el puente capaz de lograrlo.

Un ejemplo reciente es el movimiento Women Wage Peace.  Miles de mujeres hebreas, cristianas y musulmanas han caminado juntas en Israel a favor de la paz. El acontecimiento puede disfrutarse en un video disponible en internet que muestra a mujeres de todas las religiones junto a la cantante Yael Deckelbaum, entonando la canción Prayer of the Mothers.   

Otro, es el caso de Daniel Barenboin, con su orquesta conformada por músicos palestinos e israelíes, en una búsqueda incansable de la paz, así como tantos otros intentos, menos conocidos, como el del coro intercultural e interreligioso de UPF Argentina de cuyo debut fui privilegiada testigo.

Para continuar apostando al diálogo y al compromiso se necesita resiliencia, esa milagrosa capacidad para superar situaciones de adversidad, superarlas y construir sobre ellas.

Históricamente las mujeres han desempeñado el rol de tutoras de resiliencia, brindando aceptación incondicional y transmitiendo a sus hijos la confianza en sí mismos y en los otros. La resiliencia es espontánea, dinámica, contextual y la buena noticia es que se aprende.

Promover resiliencia implica reconocer tanto los factores de riesgo como los protectores, haciendo hincapié en las potencialidades de las personas (la confianza, el autocontrol, la asertividad, los valores, los vínculos) y no en sus carencias.

Todos -mujeres y hombres- podemos brindarnos como potenciales tutores de resiliencia, a partir de la escucha atenta y el fomento de la resolución creativa de conflictos, la autoestima consistente, la empatía, la introspección, el vínculo con otros, todos pilares fundamentales.

Formar en valores ecoéticos es parte de nuestro compromiso  con los ODS.  Nuestros jóvenes afrontarán la inevitable incertidumbre del futuro con mejores herramientas si:

-Estimulamos en ellos el desarrollo de habilidades blandas indispensables como la perseverancia, la tolerancia a la frustración y la convivencia.

-Les demostramos la importancia de continuar aprendiendo siempre. 

-Promovemos la equidad y la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos.

-Celebramos las diferencias que hacen, de cada uno, seres únicos.

-Les enseñamos, con el ejemplo, a responsabilizarse por las propias ideas, revisarlas y confiar en ellas.

-Y los inspiramos para que coloquen su vocación al servicio de los demás, ejercitando así la ciudadanía y la solidaridad.

Acerca de la Cumbre Argentina de Mujeres Ilustres

El pasado 7 de diciembre se llevó a cabo la Cumbre Argentina de Mujeres Ilustres 2016: “La mujer y el nuevo paradigma global”, convocada por el PCH (Parlamento Cívico de la Humanidad) y co-organizada por las entidades nucleadas en la Coalición Social por el Bien Común.

Uno de los objetivos del evento fue adherir a la Campaña “Únete” propuesta por la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres.

Durante el encuentro, presidido por la Dra. Graciela Yanovsky (FANCV-Fundación Argentina a las Naciones Camino a la Verdad) y la Dra. Teresa Sacco (vicepresidenta de la Cumbre), se trataron temas tan relevantes como el papel de la mujer en el proceso hacia la convivencia global en paz y en la acción solidaria ante la discriminación, la xenofobia y la trata de personas.Disertaron, entre otras representantes de la cultura, el arte y las ciencias, la Prof. Alicia Cabezudo (vicepresidenta del International Peace Bureau-Ginebra), la corresponsal especializada en conflictos armados y política internacional en Medio Orienta, África y América Latina Karen Marón (seleccionada como una de las 100 corresponsales más influyentes del mundo por la organización AOAV-Acción Contra la Violencia Armada), la Dra. María Lorena González Castro Feijóo (Defensora en lo Contencioso Administrativo y Tributario N°3 de la CABA) y la Dra. Teresa R. Quintana (representando al Registro de Abogados Amigos de los Niños del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal).

Sobre el estrado, había diplomas de honor del PCH que en unas horas distinguirían como “mujeres destacadas por sus aportes al bien común y la convivencia social” no sólo a las disertantes sino también a la Prof. Nélida Pessagno, la Dra. Mirta Goldstein, la Prof. Rosheen Boyer, la Prof. Isabella Valenzano, la Prof. Irene Mercedes Aguirre y la Dra. Yolanda Ortiz, entre otras quince personalidades.

Tuve el gran honor de ser convocada por el Dr. Boleslao Sawicki Sabomir (Premier General del PCH) para formar parte de esta Cumbre, como disertante y moderadora en el panel “Dignificación de la mujer formadora en valores ecoéticos”. Me acompañaron una vulcanóloga (Dra. Elizabeth Ivonne Rovere, Presidente de Gevas Red Argentina), una jueza (Dra. Natalia Marcela Molina) y una especialista en rehabilitación a través de la equinoterapia (Liliana I. Rudak).

Mientras reconocía, en el auditorio, a numerosos invitados que prestigiaban el acto con su presencia, como la Prof. Victoria Morales Gorleri (Subsecretaria de Responsabilidad Social en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y una de las mujeres acreedoras de la distinción del PCH) o el Embajador Hugo Varsky (Presidente de Fundación Planeta), no podía dejar de hacerme una pregunta ¿qué tenemos en común quienes compartimos este momento? Encontré la respuesta en la mirada esperanzada de cada mujer y cada hombre en esa sala. Entonces sí, me atreví a leer en voz alta las líneas que había escrito un tiempo antes y supe que éramos muchos, en esa sala y fuera de ella, compartiendo el mismo sueño:

Apenas se vieron, cada uno supo que el otro era su hermano.Tenían idiomas distintos. También lo eran el himno, el escudo, la bandera, sus religiones y el color que ambos llevaban en la piel. Sin embargo, los unía algo inenarrable que no comprenderían ni siquiera los príncipes, los científicos, los magos. Tal vez sí, las abuelas sabias que hay en toda familia.Compartían la solidaridad que trasciende, inspira y es siempre, siempre, más que una palabra. Es la pasión por re-escribir, con manos silenciosas, el milagroso compromiso con la equidad y la PAZ...

Hermanos de letra (Vázquez, Silvia Gabriela, en Antología Guerreros solidarios de las palabras, Mundo Palabra, España, 2016).

Por Silvia Gabriela Vázquez (Dir. Cátedra de RSU UdeMM)

El rol de la mujer en los ODS es una de las temáticas que se abordan en la Diplomatura Interdisciplinaria en Responsabilidad Social y Resiliencia que la UdeMM dictará, por 6° año consecutivo, a partir del 21/3/17.  Para solicitar información y reservar vacante escribir al e-mail: extension@udemm.edu.ar