Escuchamos en la televisión que la agresión y el mal comportamiento dentro de la casa de Gran Hermano 2015 son un fiel reflejo de la sociedad y me parece que tienen razón.
¿Qué nos pasa?
Si alguien nos pregunta seguramente le diremos que estamos agotados de los gritos en la calle, de los insultos cuando manejamos en el tráfico caótico de todos los días, de las peleas con los compañeros de trabajo, de las disputas familiares, de las faltas de respeto, de la “cosificación” de la mujer (y del hombre también), de las discusiones políticas, de la invasión de los espacios individuales, de las críticas, de cumplir con los mandatos sociales y familiares.
¿Y qué hacemos?
Trasladamos nuestros enojos y frustraciones a las redes sociales y agredimos, criticamos, insultamos...
Nos molesta quién ganó MasterChef y hacemos “bardo” (Alejo o Martín da lo mismo, seguro que las quejas iban a estar).
Vemos una foto de una actriz o una mediática y le escribimos “gato” o le reprochamos su color de pelo.
Nos metemos en la intimidad de la gente y opinamos con quién si, con quién no debería estar.
Lo criticamos a Messi y también lo criticamos a Tevez.
¿Y entonces?
Y entonces sería bueno contar hasta tres antes de escribir, de postear, de publicar...