19 Febrero de 2015 07:49
La jueza marchó ayer junto a su hija mayor, Iara Nisman, y la mamá del fiscal. “La gente fue respetuosa”, dijo.
“Me impactó sentir que hay tanta gente que tiene mucha expectativa en lo que nosotros podemos aportar a la investigación, quizá porque yo soy de la justicia. Me sentí súper acompañada, un montón de gente dando un mensaje de fuerza y esperanza”. Así describió ante Clarín, la jueza Sandra Arroyo Salgado su experiencia tras haber marchado junto a su hija mayor, Iara, y su ex suegra, Sara Garfunkel, a la Plaza de Mayo en homenaje al fiscal Alberto Nisman.
Con el piloto negro chorreando agua y la mirada cansada, Arroyo Salgado llegó ayer a Plaza de Mayo junto a Iara y Sara, después de las 20, una media hora más tarde que los fiscales federales que encabezaron la marcha en homenaje a Nisman, al cumplirse el primer mes de su muerte. La jueza federal de San Isidro no esquivó los saludos de la gente, se emocionó frente a la fiscalía en la que trabajaba el padre de sus hijas y agradeció el respeto y la concurrencia. “No pensábamos que iba a ir tanta gente porque además la lluvia era terrible, pero era muy conmovedor. La gente fue súper respetuosa, pacífica”, contó Arroyo Salgado y precisó: “Para Iara fue muy importante, ver que tanta gente reconoce a su papá, el apoyo y el homenaje fue muy importante”. La jueza contó, además, que estar en la marcha, aunque fue duro para su hija y en muchos momentos se quebró, también le sirvió para poder “dimensionar la importancia del trabajo que había hecho su papá”.