La foto de Aylan conmovió al mundo. ¿Tendrá también la suficiente fuerza para movilizarlo?
La imagen del niño despertó lástima, emoción, angustia, impotencia. Pero, si bien somos todos responsables, nadie se hace cargo.
No nos gusta sentir que tenemos culpa o que tenemos algo que ver con esto. No nos detenemos a pensar como, día tras día, somos cómplices de la violencia e indiferencia en la que se ve sumergida la sociedad.
Podrán decirme que son realidades y problemas distintos. Es verdad. Pero también es cierto que es un buen momento para empezar a actuar. Desde lo más pequeño a lo más grande, o en el orden que prefieras.
Sin ir más lejos, hace pocos días, se fue la vida de una joven mamá que se encontraba primera en la lista de espera de un órgano para un trasplante, en emergencia nacional. Todos vemos las noticias y nos sensibilizamos, pero acaso ¿nos anotamos como donantes o tan siquiera hablamos con nuestros familiares del tema?
Se han perdido las buenas costumbres, los valores. Ya nadie da las gracias, te cede el paso ni el asiento del colectivo. Ya no somos capaces de ayudar a una persona discapacitada a cruzar la calle.
¿Y darle una mano al otro? No importa si es con lo que te sobra, con lo que te duele dar, si es colaborar con una ONG internacional o con la madre soltera de la otra cuadra. Lo importante es ayudar.
Nos inventamos excusas: la falta de agradecimiento, el miedo, la falta de tiempo. Nos justificamos.
¿Te lo vuelvo a recordar? Aylan - Indiferencia. Íntimamente asociados.
Es el momento de dejar el individualismo de lado, de empezar a actuar, de hacerse cargo. Y si no es ahora, ¿cuándo?