Big Bang! News
Más

¿La plata o la vida?

16 Septiembre de 2016 11:37
1552079278876
1552079278876

Solemos equivocarnos al pensar al Neoliberalismo como modelo, al pensarlo esencialmente en lo económico, - no siempre se ve tan claro como en estos últimos casos - que se trata más bien de dominación cultural.  El hombre ya no como como un ser liberado y pleno sino como un objeto más al servicio de la explotación económica, una rueda mas del engranaje.

Bajo este concepto la vida, al ser objeto, tiene un valor y su cotización es comparable con la de los demás objetos.

“El que mata tiene que morir” decía desde la TV una de las promotoras culturales del neoliberalismo, hoy se da cuenta que su afirmación quedaba casi afuera del léxico necesario, ahora corrige y profundiza “El que roba tiene que morir” quizás por instinto acierta y naturaliza la comparación de cotizaciones vida-objeto.

Todo tiene su cotización, pero no todo vale lo mismo. Un Toyota Corolla cotiza bien, un título médico también, alguien con antecedentes penales vale menos que la bala que lo mata, para este sistema es descartable.

El propio gobierno, a través de su ministra de seguridad, se apura afirmar que la víctima no es quien ha perdido la vida, si no quien se la ha quitado. En la escala de valores Médico-Auto-Ladrón lo único que se ha perdido es lo que este sistema desprecia (le asigna valor nulo).

 El poder  judicial tiene sus tiempos y sus vicios, pero para dictaminar, aún debe basarse en un conjunto de normas que establece que “la vida” vale más que “las cosas”. Los medios pueden saltearse esto, pueden establecer una condena automática, pueden naturalizar que un “médico” vale más que un “ladrón” y pueden sugerir o directamente afirmar que el “corolla” o la "recaudación del carnicero" vale más que la vida de quien intente robarlo.

Los medios concentrados entienden perfectamente que el neoliberalismo no es económico si no cultural, se saben sus herramientas y batallan por cual funciona mejor, planteando debates y polémicas donde no las hay, para poder asentar en la conciencia popular que el valor de una vida es, efectivamente comparable con la de un objeto.

Le pregunte a mi hijo: Si nosotros los buenos matáramos a todos los malos, ¿quiénes quedaríamos? Los Asesinos, me contestó.

(J.Schubert)

10