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Los argentinos se equivocaron de enemigo

06 Abril de 2016 09:24
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Los argentinos se equivocaron de enemigo. No es el kirchnerismo, ni el macrismo, ni los peronistas, ni los radicales, ni los golpistas, ni los demócratas, ni los pro yankees, o los comunistas, el enemigo es la corrupción.

El enemigo del argentino es el corrupto, que sin importar su afiliación política lo único que busca es su beneficio personal. Las ideas pueden ser de izquierda, de derecha, de centro o de lo que deseen inventar, y nadie por pensar distinto ni por tener un modelo diferente se convierte en enemigo.

Las diferencias nos hacen mejores, nos ayudan a crecer uniendo lo mejor de ambas fuerzas, donde no hay conflicto, no hay progreso. Pero el verdadero enemigo, no es quien piensa diferente, ni siquiera el que ideológicamente está completamente enfrentado a mi, el enemigo es el que llega para robar o el que llegó y se dio cuenta que era más fácil robar que hacer.

No nos debería importar si el corrupto pertenece a nuestro partido, nuestra ideología o nuestra bandera, el corrupto es una raza aparte y si lo justificás te convertís en cómplice. Yo, cómo cada uno de los argentinos, piensa, sueña y anhela un un futuro mejor, progresar, disfrutar lo que se gana honradamente y que el país nos de esa posibilidad.

El día que los argentinos se den cuenta quien es el verdadero enemigo van a progresar como sociedad, van desde las diferencias a construir un país mejor para todos. Para aquellos que comentarán y buscarán cuál es el más corrupto o el más culpable, les quiero aclarar que robar es robar, y la corrupción es corrupción no importa el cuento de Robin Hood o del Capitán Garfio que quieran comprar.

Robar es robar. Yo prefiero estar del lado de los que pensamos que el enemigo es el corrupto y que esos, sin importar de que partido son o que camiseta usan, deben pagar por lo que hicieron. Porque además de tomar lo que es nuestro, manchan injustamente la nobleza de las ideas y las ilusiones de miles de argentinos que lo único que quieren es un futuro mejor.

Olvidate de tu partido, de tu equipo o de tu bandera y dedicate solo a defender la lealtad, el honor y la justicia, solo así podremos tener el país que todos alguna vez soñamos. Ante la ley somos todos iguales y aunque uses mis colores yo jamás podré justificar que no respetes la ley que todos debemos cumplir.