05 Septiembre de 2016 18:07
A lo largo de su historia el fútbol argentino ha tenido grandes craks. Jugadores pensantes, creadores de juego, que saben hacer la pausa en el momento justo: frenan miran rápidamente y pasan la pelota al compañero mejor ubicado o calculan la distancia justa para clavarla en el ángulo. Esa clase de jugadores que juegan con la cabeza y las piernas, hoy no abundan y son limitadísimos los casos. El paraguayo Oscar Romero es uno de esos escasos pichones de craks que en el corto tiempo integrara esa elite de “distintos” que tratan de que sigamos creyendo en la magia del buen fútbol.
Romero llego al fútbol argentino en 2015 para vestir la camiseta de Racing, sus destacadas actuaciones en Cerro Porteño le abrieron las puertas de la competitiva liga argentina que ya en otras oportunidades le había sido esquiva. Su llegada a Racing fue para remplazar a Ricardo Centurión, un jugador gambeteador y veloz, que emigraba al fútbol brasileño. Con 19 años Romero debuto en la primera del equipo paraguayo y rápidamente se destacó, marcando 13 goles y 12 lucidas asistencias que le valieron el mote de “el mago” y rápidamente lo convirtieron en la revelación de Cerro Porteño. Jugando como enganche o por izquierda, en esa posición donde se lució, el joven paraguayo tenía buenos antecedentes y despertaba el entusiasmo de Diego Coca (entrenador de Racing en el momento de su llegada).
Coca sostenía que Oscar Romero era muy bueno técnicamente además de tener en cuenta su buen presente, por eso no dudo en convencer a la dirigencia de la academia para incorporar al jugador. Desde la pretemporada el paraguayo fue demostrando que le sobraban condiciones para calzarse la 10 de Racing las buenas actuaciones que fue cosechando le brindaron la confianza del entrenador, quien llego a decir que sería ídolo del club, y el cariño de la parcialidad albiceleste.
Poco a poco el 10 guaraní se fue metiendo el mundo Racing en el bolsillo, un gol épico en un clásico con independiente por el pasaje a los libertadores y jugadas cargadas de jerarquía y calidad terminaron consagrando a Oscar Romero como uno de los mejores volantes del fútbol argentino. Con 10 goles y 12 asistencias en Racing Romero Definitivamente es un “distinto”. Combina la tenencia de pelota y la gambeta como pocos, tiene personalidad para pedir la pelota en medio de un equipo de figuras y referentes, siempre busca generar buen juego y cuando está cerca del área es peligroso. Su talento no solo lo hace brillar en Racing sino que además lo convirtió en un pilar fundamental de la selección paraguaya.
La llegada de Facundo Sava a Racing y la implementación de un nuevo esquema que lo hizo jugar por derecha y le quito presencia. Sava nunca supo explotar las condiciones de Romero y solo consiguió pobres resultados que lo terminaron eyectando del banco. Hoy la academia tiene un nuevo entrenador, Ricardo Zielinsky, que debe volver hacer a Racing un equipo competitivo. Los técnicos a veces se atan a un esquema (como fue el caso de Sava) que perjudica notablemente al jugador. La mejor versión de Oscar Romero es jugando como enganche, suelto y no atado a un sector de la cancha como pretendía el caprichoso 433 del colorado Sava. Ojala Zielinsky no se aferra a un número telefónico y nos permita disfrutar de este pichón de Crak que por momentos combina el ingenio de Alonso con la simpleza de Riquelme.