Llegando al límite de la segunda década de vida pareciera que el mundo se viene abajo. Empieza a correr el reloj biológico, nos quieren “bajar el precio” haciéndonos creer que salimos del mercado por que nuestro cuerpo ya no esta tan firme, los hombres nos escapan -partiendo de un razonamiento retrogrado- creyendo que buscamos engancharlos con hijos o matrimonio.
Y como si eso fuera poco hacemos miles de análisis, revisamos “la vida” y las cuentas distan mucho de lo que pensábamos que íbamos a ser. Cuestionamos los logros y la carrera que elegimos no resulto como esperábamos. El sueño de la casa propia se aleja y lo más alcanzable de la foto que nos habíamos creado a los 20 de como, donde y con quien estaríamos ahora es el perro.
Dos treintiañeras deseadas por todos. Scarlett Johansson y Mila Kunis.
A los 31...
Es sencillo, no pasa nada a los 31. Porque el problema es que esa foto que habíamos visualizado no era real y además era producto de las influencias de una sociedad que ya no es la misma. Con un poco de terapia (gracias Gaby C.) o sin ella, ya no sólo revisamos los fracasos sino también todo lo aprendido en el camino. Las prioridades cambian, y eso no tiene que ser leido negativamente. Comprendemos que idealizamos etapas y estructuramos la vida en función de pilares que deben ser más flexibles y capaces de ser adecuados.
A los 31... estamos paradas de otra manera en la vida, podemos discernir con mayor claridad e independencia entre lo que queremos realmente y lo que nos quieren imponer. Somos conscientes de lo que somos, nos conocemos y empezamos a aceptar nuestros defectos y nuestras virtudes. Sabemos hacia donde vamos y aunque nuestro cuerpo no es el mismo que hace 10 años atrás la seguridad ya no nos viene dada exclusivamente por cuan parada tenemos la cola.
Shakira los prefiere jóvenes y saludables. Con su chico Gerard Piqué.
A los 31...nos preocupamos por la fertilidad pero por suerte vamos aceptando que la ciencia ayuda a prolongar lo que la naturaleza limita. Quizás aun cuesta lidiar con los comentarios familiares del estilo “ahí viene la tía solterona” pero deja de afectar cuando caemos en la cuenta de lo maravilloso que son los hijos ajenos, disfrutando de los mejores momentos y retirándote cuando llegan los malos. De todos modos, esos dichos populares también están un poco demodé. Somos una generación que atraviesa una transformación respecto de la creencia de lo que debía ser la mujer. Los parámetros están en movimiento y disminuye la carga de cumplir con todas las expectativas que depositaron sobre nosotras.
¿Mayor o menor?
Esos cambios culturales y sociales, en algunos casos juegan a nuestro favor. Hoy podemos elegir sin ser mal vistas, un joven vigoroso o un caballero entrado en edad estabilizado económicamente.
Mientras que algunos hombres nos descartan de su mapa mental y se enfocan en las de 20, nosotras somos conscientes que nuestro abanico de oportunidades se amplia de manera interesante. Podemos buscarnos un hombre algunos años menor que nos aporte diversión y vitalidad. Si nos gusta salir, disfrutar la noche y los cuerpos fibrosos está claro que los sub 30 son los indicados (léase: nosotras también queremos carne fresca). Pero si acaso quisiéramos un estilo de vida tranquilo, más relajado pero también más acomodado las oportunidades vienen de la mano de los mayores de 50.
Clooney, un hombre apuesto y maduro que apunta a treintañeras.
Definitivamente hay que aggiornarse. La mujer moderna evalúa otras opciones, las de 30 no estamos desesperadas ni buscamos ser “Susanita”. El casamiento ya no tiene el mismo peso, dejó de ser una garantía de amor eterno y nuestra profesión juega un rol fundamental que puede alterar la balanza al momento de tener hijos. A los 31...La plenitud sexual de la mujer está empezando, mientras que la del hombre comienza a decaer. A los 31, las mujeres también queremos pasarla bien, aquí y ahora.