Todavía tengo imágenes vivas en mi retina sobre la noche del jueves 27 de noviembre de 2014 en la San Martín Alta. Noche de Copa Sudamericana en el Monumental. Los nervios en la previa comenzaban a llegar a su fin para vivir la hora de la verdad. Para algún desprevenido, la referencia es hacia la revancha del River-Boca por dicha competencia.
Germán Delfino pitó el inicio del partido y tardó menos de 30 segundos en volver a pitar. Esta vez para cobrar penal para Boca. Momento clave del partido cuando apenas la gente se acomodaba en sus lugares.
“¿Por qué la vida es tan puta?”, dije mirando el cielo mientras el árbitro revoleaba algunas tarjetas amarillas y Teo Gutiérrez chicaneaba a Gigliotti para que fallara el penal. Como muchos recordarán, Marcelo Barovero le atajó el penal al delantero xeneize y el estadio estalló en un grito triunfador. Quedé eufórico en ese instante. No se nos podía escapar.
Al cuarto de hora llegaba el gol de Leo Pisculichi para el segundo grito estruendoso de la noche. Estábamos a un paso de la final, pero al mismo tiempo faltaba una vida para que se terminara el partido.
No sé si luego hubo un juego emocionante. Pero la tensión y los nervios no nos dejaban tranquilos. Un centro cualquiera y de la nada por parte de los bosteros nos podía dejar afuera por el famoso gol de visitante. Por suerte, ese mismo no se hizo presente, y lo que sí llegó fue el tercer y definitivo grito de la jornada: estábamos clasificados a la final de la Sudamericana, pero sobre todas las cosas, habíamos eliminado a Boca. Los habíamos eliminado a ellos...
Ahora River tiene la gran chance de volver a hacer historia tan solo cinco meses después. La serie está 1-0 arriba y hay que ir de visitante con toda la gente en contra. Mientras el Muñeco Gallardo define el equipo, nosotros no paramos de contar las horas. No son lindas las previas, se sufren bastante, pero también tienen un gustito especial. Vos que también sos hincha me entendés.
Al igual que el año pasado, tengamos la fe necesaria para dar el grito triunfador otra vez. No será desde el mítico Monumental, pero si los jugadores (en los que confiamos a muerte) lo permiten, se hará escuchar. ¡Vamos, River!
Federico Muiños - @federuvi