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Prince: vida y obra

23 Abril de 2016 22:05
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Cuanto mas rápido se quiera escribir el obituario y la reseña histórica de PRINCE, mas errores se van a cometer y mas injusto uno va a ser. No hay manera de que todo lo que merece ser contado, entre en una crónica.

Entonces desordenemos y armemos su historia, de la misma manera que lo hizo él con la música. Prince fue la mosca (ni blanca ni negra, púrpura) de la explosión pop de los 80. Capaz de no solo sentarse a la mesa de sus maestros (Hendrix, Sly Stone, James Brown, George Clinton y alguno mas que ahora se me escapa) sino de subirse a ella en taco aguja y pegarles cuatro gritos.

A diferencia de muchos otros que ven crecer su figura y ego a medida que venden mas y mas discos, PRINCE ya era así de chiquito. Solo puso la firma cuando se aseguró que una disquera (Warner) le diera total control sobre su música.

Y para que quedara claro, le hizo saber al mundo que él tocaba todos los instrumentos en cada disco que lanzaba. El comienzo fue para sentar las bases: For you (1978), Prince (1979) y Dirty Mind (1980) son la primera fila de ladrillos sostenida en la influencia de la música disco y el funk con gemas como "I feel for you" (hecha hit por Chaka Khan años despues), "When you were mine" y "I wanna be your lover", su primer hit.

Por otro lado, la impronta de las tapas ya iba avisando que se venia la maroma: en una, pelo en pecho y brushing capilar. En la otra, slip entangado y si te pones mirón, vello púbico. El tema era que, pese a las buenas críticas, las ventas no acompañaban semejante grado de independencia y Warner empezaba a desconfiar de qué tan grande podía ser el jovencito.

Vestirse para la tapa de Controversy (1981) tampoco fue la solución y canciones como "Do me, baby" y la tapa del single "Controversy" (otra vez en slip, en una ducha y con un crucifijo al lado) lo ponían en la línea de la censura cuando aquella Norteamérica empezaba a sentir el conservadurismo político del gobierno de Ronald Reagan.

A todo esto la mente afiebrada del moreno empezaba a dispararse en otras direcciones. De esa revolución musical interior nacía THE TIME, su deseo de formar una banda a la usanza funk de los 70. Obviamente les compuso, les produjo sus discos y los llevó de gira. Con ellos patentó el sonido Minneapolis, que años después dos integrantes de TIME, Jimmy Jam y Terry Lewis tradujeran en el New Jack Swing, subgénero vital. para entender la música pop de finales de los 80.

Tambien le daba vida a Vanity 6, un trío femenino que salian a escena en stilettos y lencería abriendo sus shows (con The Time tocando atrás de una cortina).

Cuando 1999 (1982) amagaba con correr la misma suerte y el primer corte (aquel que bramaba por irse de fiesta hasta el fin del milenio) no lograba hacer pié en el Hot 100 apareció un golpe maestro y ese fue "Little red Corvette", piedra preciosa guiada por una máquina de ritmo y la voz eróticamente susurrada de Prince.

Amparado en el éxito de Billie Jean y Beat it, las radios y sobretodo MTV  encontraron en el enano un buen contrincante de Michael Jackson. Y "Little red Corvette" fue junto a los de Michael, los primeros videos de artistas negros en ser difundidos masivamente por la cadena.

Y la explosión. Purple Rain (1984) era todo lo que se esperaba: una enciclopedia musical de exuberancia minimalista. Arreglos vocales, inflexiones y estridencia sexual descontrolada empaquetadas en un funk de relojería, secuenciado en los discos y explosivo en los vivos.

Una estocada atras de la otra, desde el solo musculoso de "Lets go crazy" al frenético sequencer de "I would die 4 U" pasando por ese golazo al ángulo de "When doves cry" hasta el crepúsculo mágico de "Purple Rain".

Pero no venia solo. Venia con película incluida, donde aparecía todo el universo púrpura: él, The Revolution (su banda, ahora con entidad), The Time, Apollonia (su nueva protegida) y el club (el First Avenue en este caso), todos al calor de una escena que salia de los lugares habituales New York y Los Angeles y ponía en la mira de todo un país a Minneapolis.

Cuando se esperaba una retirada a cuarteles de invierno para contar billetes, PRINCE seguía produciendo canciones mientras giraba con el disco. Ahí llego Around the world in a day (1985), sin publicidad a pedido del autor y con guiños beatles tanto en su tapa como en canciones como "Rapsberry beret" o "Painsley Park" (una que podría haber cantado Lennon tranquilamente), la participación de su padre jazzero y la primer canción ("America") donde comparte autoría con todo su grupo.

Mientras, seguía sacando conejos (en este caso, conejita) de la galera. Ahora era el turno de Sheila Escovedo, baterista y percusionista a la que Prince le compuso , produjo y le armo una superbanda para girar.

Luego vino Parade (1986) y una nueva pelicula (Under the cherry moon) que expanden la paleta sonora ("I wonder you" y "Do you lie" se destacan) pero que casi hubieran pasado desapercibidos si no caía "Kiss" como un bombazo.

Y para sumar omnipresencia en las radios le cede una canción a The Bangles, con una historia particular detrás. Prince había quedado impresionado con el disco debut del cuarteto femenino y se contactó con ellas porque tenia un tema que podría cuadrar en su sonido.

Prince les envió un demo con toda la parte instrumental de "Maniac monday" ya ejecutada por él. "Solo tienen que cantarla" les dijo . Las chicas, ofuscadísimas, se le pararon de manos y le dijeron que de ninguna manera harían la canción si no eran tocandola ellas.

Finalmente el petiso accedió no sin antes agendarse a la hermosa cantante Susanah Hoffs en su largo listado de conquistas (Ah, la canción solo llegó al Nª 2 del Hot 100. Esa misma semana el Nª 1 era "Kiss").

En que momentos grabó Sign o`the times (1987) no lo sé, solo sé, sin necesidad de reescucharlo, que Prince buscó deliberadamente el disco que lo trascienda. Y lo encontró en su período mas oscuro, no a nivel personal, sino al creativo: discos incompletos con Revolution, otro para un alter ego femenino llamado Camile y un disco paralelo de funk instrumental.

Adentro, el ABC de la música negra ahora incluía la P: el apocalipsis urbano de la tapa aumentado en ese derrotero a la "Wild side" de Lou Reed que era la canción que da título (sin video para que la gente atienda la letra) o el groove demencial de "Housequeake" y "U got the look" y explicandole a la nueva generación cual era el camino ("The ballad of Dorothy Parker" "Slow love" y "Adore".

Llegaría Lovesexy (1988) con su portada donde angelicalmente desnudo invitaba a embolsarla como una revista porno y la banda de sonido paralela para el regreso de Batman (1989) y esa batidanza que ofuscó a mas de uno.

Graffiti Bridge (1990) fue nuevamente disco y película. Y otra vez con la misma temática de rivalidad con The Time y un club de por medio. Pero 1990 fue el año de "Nothing compares to you", una canción que Prince le habia dado a otro de sus satelites, The Family, años atras y que ahora la irlandesa Sinead O´Connor transformaba en una lágrima planetaria.

Esa gira lo trajo a Buenos Aires por única vez (la leyenda y las verdades son tan grandes que merecen otro posteo). Cuando parecía que la nueva década lo absorveria y no podría sostenerse al lado de la nueva camada, se despacha con Diamonds and Pearls (1991), editado un mes antes que el Dangerous de Maikol, un tour de force multidireccional: jazz ("Strollin"), rap y hip hop ("Get off" y "Jughead"), funk ("Push"), soul ("Money dont matter 2night") pop-rock ("Live 4 love") y la majestuosa página que da título a dúo a Rosie Gaines.

Todavia estaba sonando el último corte, cuando aparece "Sexy MF" para empezar a enrarecer el aire: la incontinencia musical de PRINCE ponia en guardia a Warner. Love Symbol (1992) era una continuación del anterior con canciones gloriosas como "Damn U" o "7" y autohomenajes como "My name is Prince" pero no contento y ya buscando deliberadamente liberarse de la disquera les manda otro disco, Come (1994), y les facilita la salida del Black Album cancelado a último momento 7 años atras.

Cuando Warner ya no quería editarle nada, no le queda otra que lanzar esa belleza llamada "The most beautiful world in the world" en su propio sello y haciéndose llamar El Artista antes conocido como Prince. La canción es su mayor éxito en los 90 y  seria incluida en The Gold Experience (1995), otro paso irregular pero que con canciones como "Shy", la inolvidable "I hate U" y "Gold" que lo siguen poniendo a la vanguardia (al final de "Endorphinmachine" la voz de su primera esposa Mayte Garcia anunciaba en español "Prince ha muerto").

Aquí todo se vuelve confusión como el título de su disco siguiente Chaos and Disorder (1996), orientado a las guitarras. En los videos y presentaciones, un SLAVE (esclavo) cruzaba su mejilla derecha. La batalla legal con Warner llega a su fin y para festejar PRINCE lanza !un disco triple! Emancipation (1996) con la intención de dejar una huella perdurable como lo había sido Sign O The Times una década atrás. El disco esta atravesado por su casamiento y paternidad (su hijo nació con una enfermedad congénita y falleció a la semana de vida) y pese a lo largo y convencional tiene perlas como "Holy river" y el cover (primera vez que Prince incluye covers en un disco) de "Betcha by golly wow" de los Stylistics.

Antes del final de la década quedaría espacio para NewPower Soul (1998) y Rave Un2 the Joy Fantastic (1999) antes de entrar en un silencio que se cortaría con Musicology (2004), un regreso a las fuentes del soul que junto a 3121 (2006) y Planet Heart (2007) lo vió rodeado de nuevos-viejos amig@s como Sheila E, Candy Dulfer y Maceo Parker.

La llegada de los 50 lo hicieron mas sociable y abierto que antaño, dando entrevistas, giras y la distribución de sus discos a diarios, e inclusive regresando a Warner para la edición de  Plectrumelectrum (2014) junto a su nuevo trío femenino  y HITnRUN Phase One (2015), editado a través de Tidal, la nueva plataforma digital. y a la vez celoso de que ni su música ni sus videos estuvieran ni en Youtube ni Spotify.

La historia que para algunos artistas y bandas alcanzaría con un par de horas, aquí costó dos días reseñar. Seguro quedaran cosas afuera, muchísimas. La verdad quedó en sus discos y en varias horas de canciones inolvidables.

Larga vida al Príncipe.

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