Las redes sociales, sin dudas nos han proporcionado un abanico de opciones para conectarnos en un instante, con muchísimas personas, que sin esta posibilidad, probablemente no lo hubiésemos conseguido nunca.
Amigos de diferentes etapas de la vida, que por varias y diversas razones, fueron acabando en lindos recuerdos.
Amores olvidados, conocidos en algún que otro viaje y así, tantos adjetivos que podrían calificar a muchas personas que fueron desfilando en el recorrer de nuestras vidas.
Lo barroco y evidente de estas relaciones enREDadas, no es solo el sobre uso, sino a lo que nos está persuadiendo de apoco: El abuso y vicio de las nuevas relaciones impersonales.
Pareciera que la propicia aparición de las mensajerías WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram y otras tantas que podríamos seguir mencionando, nos concedieron un acercamiento valioso con las personas, pero a su vez, nos impidieron seguir desarrollando el talento innato, de gozar un mano a mano a través de una verdadera mirada.
Quizás la necesidad de facilidad o el incontenible ritmo de vida que llevamos asiduamente, provocó en nosotros no tener energía para salir en búsqueda de...siendo que una humilde pantalla o ínfimo micrófono, nos conecta en un simple click.
“Accesibilidad” resume a estas relaciones enREDadas.
Ahora bien, ¿cuál será el límite? ¿Lo conocemos?
Estoy persuadida de que muchas veces no interpretamos ¡cuándo hay que traspasar esa bendita pantalla!
Quizás en algunas de las nuevas relaciones, sea conveniente el sobre uso de estas redes de comunicación, porque las distancias no nos permiten el acercamiento deseado.
Pero me pregunto: Aquellas personas que se encuentran dentro de un mínimo trayecto ¿también deberíamos mantenerlas dentro de las relaciones enREDadas?
Se me vienen algunos ejemplos, entre ellos, de personas a las que por suerte el avance tecnológico nos volvió a acercar. Personas a las que les hubiera encantado atravesar la pantalla, para simplemente volver a mirarlas de cerca, escuchar no solo su voz, sino estudiar los gestos. No solo juzgarla a través de una hermosa fotografía, sino apreciar sus movimientos. No solo imaginar lo que estará sintiendo, sino palpar su sonrisa y abrazarla.
Es ambigua la sensación en estas nuevas y ya no tanto, relaciones enREDadas. Nos han acercado y a la vez, nos han alejado. ¿Ustedes también lo sienten así?
Probablemente, esta emoción en mi, se inicia porque pertenezco a una generación, donde no solo nos observábamos, apreciábamos y probábamos, sino que nos relacionábamos y pertenecíamos.
Una generación que no tuvo muchas opciones. Quizás más osada. Donde el riesgo era colosal y aventurero, con mucho margen de error en el encuentro.
En cambio hoy, una fotografía, tiene la ventura de colar por un filtro.
Un mensaje, tiene la fortuna de ser pensado, analizado y editado.
Un me gusta, puede llegar a ser genuino o simplemente un compromiso hacia el otro.
Y una llamada, es tan pensada, que nunca llega a sonar en nuestro teléfono.
Hoy sí, podríamos aseverar que casi no existe el margen de error. Y a su vez, la sorpresa o desilusión, puede llegar a ser mucho más frustrante.
Y se preguntarán ¿por qué? Porque son tantas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, que cuando acordamos encontrarnos con dicha persona, ¡ya no se parece en nada a lo que veíamos a través del consagrado click o pantalla!
¿Será que perdimos o ganamos? A esta pregunta le encontré una respuesta, que a mi parecer es atinada.
Obtuvimos ambas cosas. Perdimos contacto y ganamos contactos. ¡Conmovedor! Estas relaciones enREDadas quedaron resumidas en la palabra contactos.
Relaciones enREDadas. ¿Será que podremos encontrar el equilibrio? ¿Lo alcanzaremos?
Y aquí es donde llego a la deducción, que probablemente ¡sí!
Pero esto, solo sucederá con aquellos que puedan reconocer y distinguir el verdadero sentido de las relaciones genuinas. Esas relaciones que son difíciles de sostener a través de una pantalla. Esas relaciones que nos tientan a transgredir la palabra contacto.
Las verdaderas relaciones enREDadas:
Mutarán ante la innovación de nuevos filtros.
Traspasarán miles de kilómetros.
Alarmarán a los cuerpos en la búsqueda de un abrazo.
Estimularán al deseo inquietante de un beso.
Las verdaderas relaciones enREDadas
Serán reconocidas, cotizadas y apreciadas.