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Revelando los misterios del vino

15 Diciembre de 2016 09:31
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¿Sabías que la vid estuvo a punto de desaparecer hace unos... 10.000 años?  Originariamente había muchísimas especies de vid que crecían como lianas sobre los árboles del bosque templado del Círculo Polar Ártico, pero después de la última glaciación desaparecieron casi todas... ¡menos la Vitis vinífera L., es decir nuestra amiga la uva para vino!  Y este no es el único misterio que envuelve la historia del v

ino.

La magia de las levaduras

Si bien la vitis proliferó rápidamente todavía faltaba un paso para que el jugo de las uvas pudiera convertirse en vino: la asociación entre el fruto y las levaduras, unos fantásticos microorganismos responsables de la fermentación del mosto.  Según los especialistas, hace 6.000  a 8.000 años las levaduras pasaron espontáneamente de ciertos árboles como el roble a la uva y ya no la abandonaron nunca más.    Las levaduras son características de cada región y están adaptadas al suelo y clima; llegan a la piel de la uva a través de insectos y polvo ambiental y se depositan sobre la capa cerosa que la cubre: la “pruina”, junto con otros seres microscópicos muy útiles: hongos filamentosos y bacterias lácticas y acéticas.  

Las 3 “V”

Para disfrutar plenamente una copa de vino es necesario contar con algunos conocimientos básicos acerca de la ciencia del vino: la enología.  Sin llegar a ser un experto, es importante saber acerca de “3V” que determinan la calidad del producto: vinificación, variedad y viña.   Informarse e investigar acerca de los procesos, tipos de uva y cultura de la viña (su suelo, su historia, los cuidados del viñedo) es necesario y divertido, ya que te permitirá elegir mejor la bebida que estás saboreando y compartir conocimientos con tus amistades.  

El poder inspirador

Pero hay algo más.  Tan importante como todo lo anterior es saber que el vino puede disfrutarse con todos los sentidos y cada copa de vino nos invita a sumergirnos en la historia, la cultura, la amistad y el amor.  El secreto mejor guardado del vino es su poder inspirador, que entusiasmó a poetas y filósofos como por ejemplo Sócrates, uno de los más grandes de todos los tiempos: “El vino templa los espíritus y adormece las preocupaciones, revive nuestras alegrías y proporciona aceite a la efímera llama que es la vida. Si bebemos con moderación, el vino destila hacia nuestros pulmones como el rocío de la mañana, no viola nuestra razón, sino que nos lleva a una dulce alegría”.