04 Julio de 2015 17:27
Las elecciones y el disco rayado del canto de sirenas
En un año de cambios políticos, nos encontramos, sin embargo con debates livianos, propuestas sin contenido e ideas tan generales como lavadas. Los candidatos recorren canales de tv y estudios de radio “olvidando” quizás, que cada poder del estado tiene sus atribuciones y limitaciones.
Sin discernir entre las posibilidades reales que podrían llegar a tener en caso de alcanzar el cargo al que aspiran, cualquiera sea, todos los candidatos parecen tener entre sus manos la verdad revelada para dar respuesta a todos los problemas estructurales. Puro canto de sirenas que hoy endulza nuestros oídos pero que conduce, necesaria e irremediablemente, a potenciales “promesas incumplidas”
Tomemos por caso el déficit habitacional en la Ciudad de Buenos Aires y el debate en torno a la regulación del mercado inmobiliario. Quienes siempre tuvieron un rol opositor, responsabilizan al poder ejecutivo, local y nacional sin discriminar las responsabilidades de cada uno, incluso, pasando por alto un detalle nada menor como el de pertenecer a una sociedad de libre mercado. Pensémoslo del siguiente modo: podría cualquier gobierno de turno regular el precio de venta de un inmueble? Quizás, pero a riesgo ser acusados de “cubanizar” la economía y de enfrentarse a los sectores más poderosos y de mayor nivel adquisitivo. ¿Qué gobierno esta dispuesto a asumir ese costo?
Paralelamente, ¿puede el gobierno urbanizar las villas? Definitivamente si, pero hay que entender que se trata de una solución limitada puesto que aplicaría para el corto plazo - de nada sirve urbanizar hoy y permitir que se construyan viviendas irregulares mañana - y para un sector acotado de la sociedad, en tanto que se no resuelve el problema estructural: uno de cada tres porteños gasta el 40% de sus ingresos en alquileres.
Los alcances de cada poder y el rol de los electores
En cuanto al rol de los legisladores porteños en esta problemática, cabe destacar que NO poseen herramientas para aportar soluciones concretas. En todo caso, pueden presentar proyectos manifestando su pretensión de obligar al gobierno a urbanizar villas, construir viviendas, generar líneas de crédito a tasa subsidiada, etc. Pero pensar en las posibilidades reales de que esto se materialice supone, en primer lugar un acuerdo parlamentario que habilite la sanción de la normativa, luego, confiar para que el Poder ejecutivo no lo vete, y en el mejor de los casos, esperar lo ejecute en tiempo, forma y que por supuesto, llegue a los verdaderos destinatarios.
Entonces, no confundamos ni permitamos que nos confundan. Las fórmulas mágicas no llegan milagrosamente en campaña, de la mano de UN candidato, de UN bloque político ni de UN sólo poder del Estado. En todos los casos que atañen a la política, se requieren acuerdos superadores entre partidos políticos, poderes y niveles de gobierno.
Pero por sobre todas las cosas debemos comprender que es momento de hacernos responsables de nuestro voto y de comprometernos en el seguimiento del poder que delegamos a los políticos de turno que son quienes toman las decisiones afectan nuestra vida cotidiana.