20 Agosto de 2016 20:50
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La historia del refugio donde viven perros callejeros abandonados y de una médica que trabaja hace muchos años de proteccionista.
Muchos animales terminan en la calle por infinidad de razones, sufriendo de las peores condiciones climáticas, de hambre y de maltrato. Hay personas que desde hace mucho tiempo se dedican a sacarlos de allí por todos los medios y buscarles algún hogar. Las protectoras de animales trabajan sin recibir nada a cambio, dedican varias horas a las semanas y todos sus recursos disponibles para encargarse de perros, gatos y caballos abandonados. Constituyeron muchas ONGs en la ciudad de La Plata para reclaman a las autoridades que enfrenten este problema con nuevas leyes y resoluciones.
Muchas veces, estas organizaciones cuentan con problemas de poco personal, dinero e inoperancia de personas que no le dan al tema la importancia que se merece.
Sin ningún cartel que indique qué es, se ubica en un barrio de la ciudad platense, el refugio de APA (Asociación de Protectora de Animales), una ONG fundada en 1982 por Roberto Canals y su esposa Mirta que se dedican desde ese año a rescatar perros de la calle y alojarlos allí hasta que se los pueda dar en adopción. Comenzaron primero con un refugio en Punta Lara en donde soportaron las peores condiciones climáticas debido a la crecida del río cada vez que llovía. Una de las voluntarias que lo conoce hace más de 10 años cuenta que el lugar se inundó de tal forma que un helicóptero tuvo que tirarle comida a Roberto,que se había quedado con los perros atrapados en el techo de su casa, para que no murieran ahogados. Años después tuvieron gracias a una donación la posibilidad de mudarse a otro predio más grande y en mejores condiciones.
Roberto es un hombre que acarrea muchos años de edad encima pero que dedicó y sigue dedicando toda su vida a los animales. Vive allí dentro del refugio, en compañía de 78 perros. Son bastantes en cantidad pero en otras ocasiones han llegado a más de 200. Ahora el refugio está en mejores condiciones que otros años, cuando era inevitable la hacinación animal.
Los perros están agrupados en caniles con casitas hechas de madera que tienen dentro agua y comida. Se divide en varios sectores, en cada uno hay no más de cinco con diferentes edades. La mayoría son viejos que siguen buscando que alguien los adopten para vivir sus últimos días en compañía de una familia.
Son alrededor de 10 los voluntarios que dedican días de la semana a cuidarlos, darles mimos, recaudar fondos para poder comprar las bolsas de comida y darlos en adopción. Una de ellas es Macarena, una chica de veintitantos años estudiante de veterinaria que hace cinco años va todos los sábados a ayudar a Roberto. Ella está muy contenta de poder dar una mano y sobre todo destaca el trabajo de los demás voluntarios que poco a poco mejoraron el lugar y sus condiciones.
Otro caso de plena dedicación es el de Magdalena que trabajó desde hace muchos años en el Hospital San Martín de La Plata. Es médica especialista en emergencia y fue jefa de guardia.
Hace más de treinta años se dedica a colaborar de forma independiente con APA y diversas ONGS que se encargan de sacar a los animales de las calles y ubicarlos en hogares de familia o refugios para que tengan una mejor vida. Además de donar dinero, organiza varios eventos al año en plazas para recaudar fondos, traslada en su vehículo perros que necesitan atención veterinaria y hace campañas por internet para difundir la labor de las organizaciones.
Mientras se toma un té en la cocina de su casa, una de sus perras comienza a saltar y a dar vueltas alrededor de la mesa. Tiene mucha energía y constantemente quiere jugar o que la acaricien. Fue rescatada por ella en su mismo lugar de trabajo.
En el hospital era muy común encontrar perros abandonados. Hace varios años había más de veinte de todas las edades pero fueron disminuyendo en cantidad gracias a que Magdalena y otras mujeres empleadas hospitalarias se encargaron de darlos en adopción e incluso de llevarlos a sus propias casas.
Por esa razón Aprea insiste en que, aunque el tema de los perros callejeros parezca para algunas personas banal, es importante darle mucha atención porque está íntegramente relacionado con la salud pública.
Si bien hay centros gratuitos para ayudar en la castración de las hembras y así reducir la cantidad de animales en la calle, falta infraestructura y personal. Magdalena entiende que se hace lo que se puede con lo que hay pero al no haber presupuesto y con el cambio de gobierno todo está en un impasse.
En cuanto a temas políticos, ella acompañó a varias organizaciones para reclamarle al intendente. Estas reuniones generalmente terminaban con nada en específico.
Magdalena cuenta su experiencia con ellos: “A Alak, Bruera y Garro le llevamos propuestas, tratamos de hablar con ellos, les hicimos presentaciones. Siempre te dicen que sí, que la opción es, que entienden todo pero no se considera prioritario y no se entiende que el estado sanitario de los animales influye en el estado sanitario de la población enormemente .”
EL DRAMA DE LOS CABALLOS
El problema no reside solamente en los perros sino también en los caballos que son usados como medio para transportar muchísimos kilos de cartones y desechos. La mayoría sufre por parte de sus apoderados maltratos extremos como la falta de una buena alimentación, deshidratación, agresión física y abandono.
Magdalena denuncia que hay una industria detrás que alquila, utiliza mataderos para venta de carne y exportación a Europa. Lo más grave es el robo a refugios donde están los caballos rescatados de las calles.
“El tema de los caballos es gravísimo porque en realidad hay una ordenanza que dice que no puede haber tracción a sangre. Hay venta de animales para lo que le llaman el “tacho” que es el matadero que se vende luego en el frigorífico. Hay venta de caballos formal a Europa, que venden carne de caballo a Europa. Los barcos vienen dos veces por año. Previo a la llegada de los barcos se produce una gran cantidad de robos. Hay una industria de alquiler de caballo.”, aclara Magdalena.
En la cuenta de Twitter del actual intendente de la ciudad, Julio Garro se plantea una posible solución: la construcción de una bicicleta especial para el traslado de cartones sin necesidad de utilizar a un animal. La proteccionista también agrega que:
“La bicicleta no sé si va a funcionar porque el que pedalea es el humano. A las motos hay que ponerles combustible y hay hacerle el mantenimiento. Y además carga menos que un caballo. Creo que lo primordial es que la municipalidad, que sale a hacer operativos de otro tipo por contravenciones a las normativas, se ponga los pantalones y haga cumplir la norma que no puede haber tracción a sangre y por lo menos si hay tracción a sangre en la transición, se exijan las mínimas condiciones de respeto y de buen trato.”
LA HISTORIA DE ESPERANZA
Con mucha alegría Aprea cuenta la historia de un rescate especial: “Hay una yegua que se llama Esperanza que se desguató una pata tratando de escaparse por un alambrado y la apadrinó un señor que tenía amputada una pierna. Cuándo a él le dieron una prótesis nueva, donó el nervio de la prótesis y la adaptaron a Esperanza. Ella ahora no solo camina sino que se revuelca y trota con tres patas de ella más la prótesis. La realidad es que la mayor parte de los caballos que se lastima seriamente una pata, tienen amplias probabilidades de no sobrevivir. Por eso es que tienen que estar bien errados, que no se le tiene que poner más peso que el que puede tolerar. Estas son cuestiones que pasan por la compasión y la humanidad”
QUÉ HACER SI SE PRESENCIA UN MALTRATO
Magdalena explica muy claramente que: “En primer instancia hay, hoy en día en la era de lo digital, lo primero que hay que hacer es documentarlo con el teléfono, la cámara lo que sea y ver si le están pegando o el caballo está tirado porque después es palabra contra palabra. Segundo hay que llamar al 911 y exigir. En el caso de hacer la denuncia (no una exposición civil sino una denuncia) hacerlo por contravención a la ley 14346. Porque si uno se trenza en una lucha cuerpo a cuerpo o intenta llevarse el caballo por su cuenta, lo más probable es que por ley se lo devuelvan a quien lo tenía”