Los perros son fieles a sus dueños por el resto de su vida. Pase lo que pase estarán junto a la persona que los crió y los educó, sin importar si pasan hambre, frío o miseria. Por tal motivo resulta incomprensible como los dueños de Blue Dog, lo abandonaron en un refugio, cuando se mudaron.
Si bien no trascendieron los motivos que llevaron a la familia a dejarlo solo y abandonado en un refugio, lo cierto es que el perro se estaba muriendo de depresión. Decimos "estaba" porque gracias a Jennifer Mckay, una mujer que conoció su historia, el futuro de Blug Dog fue distinto.
La mujer se acercó varias veces al refugio donde estaba Blue Dog. Primero le regaló una cama nueva, y luego fue conquistando su corazón con las galletitas que le llevaba todos los días. Apenas tuvo oportunidad, el perro se subió corriendo al auto de Jennifer y nunca más se separaron.