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Un kirchnerismo que requiere una profunda autocritica

17 Junio de 2016 20:06
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Tras la detención de José López, se destapo la realidad corrupta que atravesó el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. No se trataban de operaciones mediáticas ni eran  “jueces pistoleros” los denunciantes. La clase dirigente K y su militancia se encuentran  frente a un quiebre en la historia de su movimiento político; para la continuidad en el escenario central de la política nacional deberán cambiar los modos necios, hipócritas y soberbios que se han manejado hasta aquí.

En todos estos años de kirchnerismo se ha visto una soberbia irritable, todas las denuncias que se realizaban en distintos juzgados eran desestimadas y acusadas de operaciones de prensa del Grupo Clarín o de fiscales y jueces “anti patrias”, opositores al “modelo Nacional y Popular” que encabezaba Cristina Fernández. La realidad fue dura con aquellos que defendía con injurias hacia los denunciantes: la tragedia de Once, los avances con serias pruebas de la Justicia, entre otros hechos, llegando a la cumbre de lo bizarro de la corrupción y detrimento: la detención en off side del ex Secretario de Obras Publicas de la Nación intentando ocultar 8,9 millones de dólares, joyas y armas en un convento.

¿Se puede creer en un desconocimiento de los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández? ¿Y del principal jefe político de José López, Julio De Vido? En principios, parece poco creíble. Esta revelación, ha logrado un quiebre indudable en el kirchnerismo, tanto para la clase dirigente como para su militancia.

El discurso que ha intentado instalar dirigentes como Gabriela Cerruti del espacio político Nuevo Encuentro, es la idea del “vamos a volver mejores, sin los corruptos que le hicieron mal al proyecto”. Intentando amenguar el duro golpe político, que alcanza hasta Cristina Fernández, pese al intento de mostrarla ajena a los hechos de corrupción.

Otra vertiente que surge es la idea de justificar corrupción con más corrupción. Asimilando la corrupción que atañe al Presidente Mauricio Macri, y el gabinete de ex CEOS conformado. Esta  construcción del discurso le hace muy mal a la democracia y a la clase política, no es de extrañar en el Kirchnerismo que lo ha hecho sistemáticamente durante los últimos años. Tal es el caso de Amado Boudou, mientras las denuncias no dejaban de caer al Vicepresidente en ejercicio durante los cuatro años, era recibido como un ídolo del movimiento Nacional y Popular, víctima de los medios hegemónicos. ¿Sera el próximo en ingresar al Penal de Ecoica para acompañar a Ricardo Jaime, Lázaro Báez, José Francisco Lopez, entre otros?

Con vista a  las legislativas del próximo año todavía será una incertidumbre que lugar ocupara el kirchnerismo. Tras la visualización mediática del caso López, el peronismo clasico ha intentado despegar de la imagen corrupta, mediantes silencios que hablan por sí solo (como el de Daniel Scioli) o quienes han salido a repudiar enérgicamente estos hechos (Sergio Massa).

Las crisis traen oportunidades, podrá ser este la chance del kirchnerismo de renacer una vez más. No se puede subestimar con tanta certezas al movimiento político que lidera Cristina Fernández, como lo han hechos algunos periodistas. Pero la revelación del caso López marco una herida que será difícil de cicatrizar a futuro para formar parte de la contienda electoral con serias chances de triunfar.