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Violencia de género: la luz al final del túnel

05 Mayo de 2016 12:22
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En los últimos años, los constantes casos de maltratos, abusos y femicidios ponen al flagelo de la violencia de género en el centro del debate social.  

Según datos oficiales del Registro Único de Casos de Violencia contra la Mujer (RUCVM), ente encargado del relevamiento de información sobre la violencia de género, indica que aproximadamente 55 mujeres por día denuncian ser víctimas de violencia. Por tal motivo, existen muchas instituciones que trabajan para mejorar y salvar la vida de miles de personas que sufren esta problemática.

Un lugar de empoderamiento

Con la intención de descubrir qué existe más allá de la punta del iceberg, me dirigí hacia una institución referente en la problemática de la violencia de género. Estoy hablando de la Casa de la Mujer “Misericordia”. La institución surge en el año 1998, en el partido bonaerense de Moreno, bajo la dirección de la Hermana Marta Barris y la Licenciada en Psicología Silvia Sacks.

El objetivo primordial del organismo es promover y consolidar espacios de desarrollo personal, cultural y social para las mujeres, esencialmente, aquellas en situación de vulnerabilidad. 

La institución ofrece a las mujeres un espacio de desarrollo y de ayuda. En consecuencia, se realiza un trabajo planificado e integral que tiene en cuenta lo que cada mujer necesita. De este modo, buscan sacar a las mujeres del “efecto anestésico” que provoca la violencia. Porque como explica la licenciada: “La persona que ha vivido en violencia siente que nada de lo que hace vale. Porque el violento lo que hace es humillarla, descalificarla”.

Una relación de poder desigual

Al consultarle sobre cómo definiría la violencia de género, la psicóloga Silvia Sacks fue contundente: “Es un relación asimétrica, donde hay una situación de poder sobre un otro más vulnerable”. Al respecto, Marta Barris agrega que el crecimiento de la mujer y su nuevo rol en la sociedad hacen que el “varón” se sienta amenazado. 

Por su parte, la licenciada Sacks plantea el atrasado social que existe en relación a la violencia de género: “Vivimos en una sociedad machista, donde la Justicia no está a la altura de la circunstancia (...) Hay poca capacitación de los que están ejecutando o planificando políticas sociales”.

En sintonía con lo dicho, cabe mencionar que la violencia de género es una problemática que afecta a todas las mujeres por igual. Es un flagelo social, el cual muchas veces suele ser incentivado por los medios de comunicación y la publicidad. Por eso resulta esencial tener una sólida contención, dado que los violentos trabajan sobre la debilidad. Así lo explica Silvia Sacks “Es en situaciones de crisis, donde aparece un manipulador y un psicópata (...) Estos tiene personalidades complejas, para el mundo exterior son personas de las cuales nadie sospecha, pero en el interior son abusadores de su familia”. 

Si bien hubo una evolución sobre la violencia de género en nuestro país, aún queda mucho camino por recorrer.  No cabe duda que el principal desafío radica en producir un cambio cultural que permita revertir el paradigma machista y patriarcal que gobierna nuestra sociedad, sin caer tampoco en un feminismo extremista.