21 Diciembre de 2021 12:29
Las polémicas por fallos arbitrales que no terminan de entenderse, beneficios para ciertos equipos y dudas sobre la transparencia del sistema no son exclusivos del fútbol en la Argentina, sino que recientemente también se trasladaron al automovilismo. Por ese motivo se acumulan las quejas contra la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) del Automóvil Club Argentino (ACA), entidad que regula casi todas las competencias de autos en el país.
Esto sucede después de cinco casos sancionados que complicaron a diferentes pilotos en el Súper TC 2000, en el Top Race, en la Clase 3 y en el Turismo Nacional. A eso se le suman las denuncias que empiezan a hacerse cada vez más publicas en las boxes de las distintas categorías por la falta de inversión de la CDA en equipamientos para poder estar a la altura de las necesidades tecnológicas de las competencias.
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El primer caso de la temporada sucedió el 2 de septiembre en San Juan en donde se sancionó a Matías Rossi por exceder los límites de la pista. Eso desató uno de los mayores escándalos del año, porque el corredor de Toyota lo consideró una penalización ridícula, casi a la medida de sus rivales, y decidió no participar en la final del domingo. El enojo del corredor es que la fiscalización del ACA no presentó en ese entonces las pruebas para fundamentar su castigo por lo que crecieron las sospechas de que fue hecho a ojo.
Esto volvió a ocurrir el 21 de noviembre, pero en la categoría Top Race en el mismo circuito. Se dio una situación idéntica pero no fue sancionada como exceso en los límites de la pista, lo que reavivó las sospechas de que se trató de una sanción contra el corredor.
Luego pasó lo mismo en el Turismo Nacional, también fiscalizado por la CDA. En Trelew, se produjo un desfase entre el reloj oficial de la prueba y la indicación del oficial de pista, que dejó a todo un grupo de pilotos de la Clase 3 sin poder clasificarse. La bronca estalló en los boxes y uno de los que lo exteriorizó fue Iván Saturni, quien sufrió un perjuicio con su piloto Matías Muñoz Marchesi.
“Cinco minutos antes del cronograma estaba el LISSO (Sistema Lumínico de Información a los Pilotos) en verde, nuestro auto marcaba verde, pero la bandera del fondo de boxes no estaba en verde. Entonces, nos basamos en el banderillero. Estábamos 11 segundos adentro y cuando entramos a la recta principal ponen la bandera a cuadros. Hay un desfase entre Comisarios, banderilleros y LISSO que es terrible”, cargó el piloto de Bigand en declaraciones a la prensa luego de aquel incidente.
El 7 de noviembre nuevamente volvió a ocurrir una situación que despertó el enojo de los pilotos; fue en el Súper TC2000 que se corrió en Alta Gracia, Córdoba. Ese fin de semana, las decisiones de las autoridades deportivas salpicaron a una figura como el brasileño Rubens Barrichello, ex compañero de la Fórmula 1 de Michael Schumacher, y también tuvieron injerencia en la lucha directa por la corona.
Es que el ex piloto de F1 protagonizó una situación un poco insólita. Le hablaron cuando se estaba por engrillar para largar la final y eso hizo que se desconcentrara, por lo cual ubicó mal su auto en el cajón y eso luego le valió un pase y siga. “Los comisarios me hablaron por radio en ese momento. Una cosa increíble. Ni en las escuelas de automovilismo sucede algo así”, sacudió el brasileño.
Con una tendencia similar, Leonel Pernía y Agustín Canapino se vieron involucrados en dos sanciones que los perjudicaron. Denuncias cruzadas mediante, el de Renault fue recargado por un toque a Bernardo Llaver en la carrera clasificatoria y el de Chevrolet penó por estar mal colocado en su cajón de salida. “Dicen que estoy 0,4 milímetros adelantado respecto del cajón. Estoy pisando el cajón. Parece que los comisarios estaban con ganas de sancionar. ¡Qué caraduras que son!”, se quejó Canapino.