De convertir dos goles ante Islandia y darle esperanzas a Argentina, el nigeriano Ahmed Musa pasó directamente a convertirse en una amenaza para el arco en el partido de mañana.
Ahmed Musa, figura de Nigeria.
"Creo que meter goles contra Argentina no es difícil para mí, pero tenemos que ir paso a paso, debemos trabajar duro y sabemos de la importancia del último partido. Somos nosotros o ellos", dijo una vez concluido el partido contra el equipo escandinavo.
El momento de éxito de Musa, sin embargo, le llegó luego de varios altibajos. Cuando llegó al CSKA Moscú, hizo apenas dos goles en una temporada entera y el director técnico Leonid Slutski hasta llegó a decir que había que "enseñarle a jugar y a decidir qué hacer en cada momento".
Eventualmente su rendimiento creció de manera sorprendente: hizo 10 goles en la campaña 2014-15 y 13 en la siguiente. Sin embargo, su paso al Leicester inglés determinó un nuevo bajón en su rendimiento, que sólo mejoró con su regreso a préstamo al CSKA.
Un hombre agradecido
Excéntrico y solidario, Musa no se olvidó de sus orígenes humildes luego de llegar al Leicester. Con su nuevo sueldo, compró dos estaciones de servicio en la ciudad nigeriana de Kano y le dio trabajo a 40 de sus amigos. Incluso llegó a sacar de la cárcel a algunos de ellos pagando sus fianzas.
Además, son habituales sus donaciones monetarias a diferentes escuelas de su país, y en mayo organizó la entrega de 3.000 paquetes de arroz para familias indigentes. Las bolsas, estampados con la leyenda "no para la venta", llevaban su nombre y su rostro.