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A diferencia de Brasil 2014, donde el Mundial de Fútbol nos quedó tan solo cruzando la frontera, a los argentinos esta Copa del Mundo nos encontró en la otra punta del mundo.
Sin embargo, ni siquiera la distancia o las más de 22 horas de viaje que existen desde Buenos Aires a Moscú -la capital rusa- pudieron frenar la característica pasión y el aliento argentino.
El banderazo del hincha en Rusia.
Sin ir más lejos, la expectativa por ver el debut de la Selección Argentina de Lionel Messi -será el próximo sábado 16 de junio- es tan alta que a las oficinas de la FIFA llegaron casi doscientos mil pedidos de entradas.
Claro está, las solicitudes están lideradas por Rusia, el local, que tiene el 51% de los pedidos. Cerca de unos 2.503.957 de entradas solicitadas a la casa madre del fútbol.
El podio, pese a esto, lo cierran Alemania y Argentina con 338.414 los alemanes y 186.005 los argentinos , respectivamente. En este contexto, la llegada a Rusia representa para los más de 40 mil argentinos que estaremos o llegamos al país, toda una aventura. Otro idioma, otra cultura y más de 20 horas de viaje. Todo, por una enfermedad llamada fútbol vestido con los colores celeste y blanco.
La bandera argentina brilla en el centro de Moscú.
Hay pocas cosas más lindas en la vida para un periodista amante del fútbol que poder viajar a cubrir un Mundial. Para muchos, quizás, sea un sueño cumplido.
La Copa del Mundo disputada en el 2014 en Brasil fue la gran oportunidad para muchos de tachar de la lista ese deseo. Esta vez, la cita mundialista se fijó a 15 mil kilómetros de Argentina, y llegar hasta acá, fue más difícil.
La pasión argentina viaja a todos lados.
Son muchos los problemas que surgen a la hora de programar semejante viaje y es importante ir preparando todo con tiempo, para luego no darnos cuenta, por ejemplo, que no tenemos tarjeta de crédito con chip para poder usar en el extranjero. Pero tranquilos, que todo tiene solución.
El viaje más directo que encontró este cronista a la hora de planificar su partida fue Ezeiza, Estambul, Moscú volando por Turkish Airlines. En total, fueron casi 30 horas de viaje, contando las 10 horas de escala en suelo turco.
Una vez en Rusia, ya todo es más fácil. Los rusos están felices de ser anfitriones y están siempre dispuestos a ayudarnos. Más allá de la barrera que impone el idioma, uno siempre termina entendiendo o, mejor dicho, haciéndose entender. Vale destacar también que sienten un cariño muy especial por los argentinos, que nos hace sentir más locales que nunca.
Esto último quedó evidenciado en las últimas horas gracias a la magia que ofrecen las redes sociales, que nos dan la posibilidad de conectarnos a miles de kilómetros de distancia. Y es que los hinchas argentinos que ya desembarcamos en Moscú nos hicimos notar con un banderazo que no solo impresionó a propios y extraños, sino que no tardó en volverse viral.