01 Diciembre de 2015 13:41
Su nombre suena como refuerzo para San Lorenzo de Almagro. Andrés D'Alessandro, que ya vistió la camiseta azulgrana en 2008, está muy cómodo en el Inter de Porto Alegre, donde a fuerza de gambetas, goles y carácter se convirtió en uno de los ídolos de la torcida. El “Cabezón” es un aficionado a los tatuajes. Tiene varios distribuidos en su cuerpo. Y ahora sumó uno muy particular.
Andrés D'Alessandro y su extraño tatuaje: se tatuó su propia cara en la panza.
En su pectoral izquierdo tiene tatuado el rostro de su mamá; debajo de ese dibujo, a la altura del abdomen, el volante innovó con un tatuaje muy particular. Decidió dibujar su propia cara con la boca abierta como si estuviera gritando gol. Debajo del dibujo lleva escrita la palabra Dale, pero con un detalle: la letra D es un 10 y en lugar del apóstrofe que separa la “D” de la “A”, D'Alessandro se hizo dibujar una estrella.
Otros tatoos
Lionel Messi se tatuó las dos manos de su hijo y el nombre: Thiago.
Los jugadores de fútbol suelen ser afectos a los tatoos. Lionel Messi tiene el brazo enteramente tatuado y las manos de su hijo en una pantorrilla; Carlos Tévez tiene toda la espalda dibujada; Lucho González hasta los nudillos. En el plano internacional Neymar y Zlatan Ibrahimovic son dos casos apenas entre tantos otros. En Argentina, hay jugadores que no sólo destacan dentro de la cancha: también lo hacen por sus dibujos en la piel.
“Pipi” Romagnoli tiene tatuados a su papá y su mamá en los pectorales.
Un pionero a la hora de tatuarse a los progenitores fue Leandro “Pipi” Romagnoli, que tiene tatuados a sus padres en ambos pectorales. El ídolo de San Lorenzo, máximo ganador de títulos con la casaca azulgrana, lleva a su mamá -Rita- y a su papá -Atilio- en la piel.
“Pocho” Lavezzi tiene un revólver tatuado en la cintura. Y lo puede usar.
Ezequiel “Pocho” Lavezzi, en tanto, tiene otro tatuaje distintivo. El jugador de la Selección y el PSG que hoy vive rodeado del charme parisino, supo ser un atorrante querible. Primero en su Gálvez natal, después en Caseros (jugó en Estudiantes) y también en Bajo Flores, donde fue campeón con un San Lorenzo que lo catapultó al mundo. “Pocho” tiene tatuado un revólver en la cintura. Y se vio en apuros cuando simuló fusilar a un policía con el arma de tinta que lleva siempre con él.
Ángel Di María lleva a su barrio en el antebrazo. El muchacho surgido en Rosario Central es uno de los jugadores que más dinero movió en la historia del fútbol gracias a sus pases millonarios. Pero no se olvida de la calle Perdriel, donde nació y dejó a sus amigos de la infancia. “Nacer en la Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida”, dice su tatuaje.
Hijos, padres, letras, nombres, dibujos, homenajes, canciones, escudos, banderas. Todo es válido para inmortalizar en tinta en el propio cuerpo. Andrés D'Alessandro eligió un camino inédito: se auto homenajeó con su propia cara en la panza.