06 Noviembre de 2019 14:09
Steve Davies entró en la historia del fútbol mundial, tal vez como el mejor hincha de todos los tiempos. Y no porque bancara a sus jugadores, todo lo contrario: por lo menos, a uno de ellos lo tenía de punto. Steve era hincha del West Ham, el equipo que los argentinos conocieron desde que pasaron por allí Carlos Tevez y Javier Mascherano. Y en los 90, se cansaba de putear a un delantero llamado Lee Chapman, que, según él, vivía en el piso. "Chapman, burro, levantá el culo", le decía. Fue en un amistoso de pretemporada con Oxford, y el equipo había hecho entrar a los suplentes. Una lesión de Chapman en el segundo tiempo dejó al West Ham con 10. El jodido de Davies celebró la lesion. Prefería jugar con 10 antes que seguir con Chapman en la cancha.
-¿Creés que podrás jugar mejor que Chapman? ¿Jugás tan bien cómo hablás? -le preguntó el técnico del West Ham, Harry Redknapp.
-¡Por supuesto que sí! -le respondió Davies desde la platea.
-¿Querés jugar?
-Sí, ¿por qué no?
El entrenador, fuera de sí, lo agarró del brazo, lo arrojó dentro de la cancha y lo mandó a cambiarse. Davies aceptó el desafío: entró al vestuario, se encontró con el utilero, que le preguntó sus talles y le dio camiseta, pantalón, medias y botines. Davies entró en el minuto 9 del segundo tiempo. Jugaba de defensor, pero para estar a la altura del desafío, le dijo que jugaría de delantero. La voz del estadio no sabía cómo anunciarlo. Se acercó al Redknapp y le preguntó quién era. El entrenador le dijo, ¿Cómo, no viste el Mundial? Es Tittyshev, el búlgaro", así que lo anunciaron como Tittyshev.
Steve, ahora rebautizado como "Tittyshev" no estaba en forma como para jugar un partido de Primera: había fumado como un escuerzo durante todo el día y se había tomado un par de cervezas antes del partido. Y el ritmo de los jugadores de Primera, por supuesto, no tiene nada que ver con el de los aficionados. Steve sentía que todo iba demasiado rápido, pero quiso estar a la altura de las circunstancias: no era un negado con la pelota en los pies y decidió agregarle a su juego todo el despliegue que le fue posible. En el minuto 71, Steve, el hincha, recibió una pelota, pasó entre dos defensores del Oxford y la clavó en el ángulo. Golazo. "Incréible. Irreal. No podía creer lo que había pasado", contó.
Por entonces no había Internet y aquel era un simple partido de pretemporada, así que los que no fueron a la cancha se perdieron lo que había pasado. Steve les contaba a los vecinos que había jugado para el West Ham y que había hecho un golazo y nadie le creía, se le reían en la cara, qué ocurrente este muchacho. Dos días después, el diario The Sun contó la historia. Años después, cuando Harry Redknapp publicó su autobiografía, Steve recibió su ejemplar autografiado. "Fuiste mejor que Chapman", decía la dedicatoria.
Sin embargo, hay un dato que no hemos contado hasta ahora: el juez de línea levantó la bandera, marcó offside, anuló el gol del hincha. "Tittyshev" le dijo, entonces, "Me arruinaste el sueño, hijo de puta". El línea se rió, pero se mantuvo en sus trece. Offside. Da igual. En el corazón de la hinchada del West Ham y en la leyenda grande del fútbol, el gol de Davies fue perfectamente válido.