Concentración y trabajo, esas son las características que describen a Los Pumas dentro de la cancha. Pero fuera del campo de juego no todo es igual: mientras esperan el partido del domingo, donde se enfrentarán a Australia por las semifinales del mundial, graciosas historias salen a la luz. ¿Qué sucedió en la concentración? Nadie quiere compartir habitación con Marcos Ayerza, quien duerme sólo por un “problema” que perjudica al equipo.
Con una bandera argentina, el pilar festeja en Inglaterra.
Pero, ¿qué tiene el pilar de la Selección que nadie quiere compartir habitación con él? El Puma de 32 años, que actualmente juega en los Leicester Tigers de Inglaterra, es sonámbulo y hace “cosas raras” por la madrugada. El propio jugador, en diálogo con Basta de Todo, por Radio Metro, contó su inconveniente.
El argentino festeja las victorias de la selección, pero le cuesta dormir tranquilo.
“Es un tema familiar. Me pasa mucho en Los Pumas, porque generalmente me sucede en momentos de tensión, de mucho nerviosismo, cuando vienen cosas importantes como un partido. Ahora duermo solo, así que no sé cuán sonámbulo estaré porque nadie me cuenta”, expresó el jugador.
El pilar vive en Inglaterra porque juega en los Leicester Tigers.
Además, el rugbier contó una divertida historia que le sucedió el año pasado, cuando su mujer estaba embarazada: “Estaba muy nervioso. Con mi mujer dormíamos en una habitación que el techo estaba muy bajo. No sé por qué soñé que se caía sobre mi mujer y sobre el bebé que estaba en la panza. Me paré sobre la cama, dormido, y empecé a empujar el techo. Después me desperté y no me podía dormir del dolor que tenía en el hombro”.
El jugador fue operado de su hombro en el 2013.
Para finalizar, el propio pilar le confesó a ESPN que prefiere estar solo en la habitación “porque en el mundial del 2007 durmió con un compañero y no paraba de contar las historias que hacía por la noche”.
Los jugadores festejan dentro de la cancha y aguardan por el partido contra Australia.
“En el mundial pasado dormí con Mario Ledesma, todas las mañana salían a la luz miles de cuentos de lo que hacía yo a la noche. Que caminaba por la habitación, que abría las ventanas, que hacía un repiqueteo en el medio de la noche. De todo. Un día Mario se despierta y se encuentra con mi mano debajo de su almohada. Lógicamente, se sobresaltó. Y al otro día me detalló que me vio a mí, parado al lado de su cama, mirándolo fijo. Hay miles de historias y de quejas de compañeros porque no podían dormir”.