A diferencia de otras oportunidades, en las que el conjunto nacional era despedido con bombos y platillos cada vez que partía a disputar un encuentro en el extranjero, la Selección abandonó el domingo por la tarde el predio de Ezeiza con un tibio apoyo de la hinchada; todavía con bronca luego del empate ante Perú.
El conjunto dirigido por Jorge Sampaoli dejó en micro las instalaciones de la AFA pasadas las dos de la tarde. Pocos hinchas se acercaron para alentar al equipo: en su mayoría eran nenes chiquitos los que se podían ver en las puertas del predio.
La hinchada todavía no perdona el empate ante Perú.
Tras la fría despedida, el quipo partió rumbo al aeropuerto internacional de Ezeiza para embarcarse en un vuelo rumbo a la ciudad ecuatoriana de Guayaquil. Permanecerán y entranarán en el estadio del Emelec, ubicado en el centro. Recién viajarán a la altura de Quito el martes por la mañana, para sufrir lo menos posible por la noche los 2850 metros de altura de la capital ecuatoriana.