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La depresión en el fútbol y el rol de la psicología en el deporte: "Los jugadores no son máquinas"

Entrevista con el psicólogo deportivo Pablo Sucarrat.

por Florencia Tozzi

16 Abril de 2023 08:00
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El 4 de abril del 2000 marcó un antes y un después en el deporte. En muchas ocasiones, lamentablemente, siempre se llega a un quiebre, un punto final, o algo shockeante que termina siendo un puntapié para mejorar o  para que eso trágico que pasó, no vuelva a suceder. Y así se dio. Aquel día de otoño, Mirko Saric, en su momento jugador de San Lorenzo, decidió quitarse la vida en su casa. Nadie sabía por lo que estaba pasando. Si era la lesión de su rodilla, si era el pase a otro club que no se pudo dar o si era algo puertas adentro en su casa. Nadie pudo ayudarlo. Es por eso, que a partir de aquel momento, se volvió obligatorio que todos los clubes tengan profesionales de la salud mental para que estén a disposición tanto de los jugadores como del cuerpo técnico.

 

Pero los casos siguieron sucediendo. El 4 de febrero de 2021, Santiago “Morro” García decidió quitarse la vida en su departamento. Al ex jugador de Godoy Cruz lo lloró toda Argentina y Uruguay, y así como todos lo querían, tampoco logró conseguir la ayuda que necesitaba. Lo mismo sucedió con un compañero de la  Selección de él. Williams Martínez. Oriundo de Uruguay, tenía 38 años el 17 de julio del 2021 cuando decidió ponerle punto final a su vida.

Para el deporte, los jugadores pasan a ser otra cosa más que personas: son figuras que cargan con la auto exigencia de tener que complacer a miles de simpatizantes con su juego y por un momento dejan de lado su felicidad propia, sólo para ver la de los demás. Y ahí es donde todo comienza a fallar. El fanatismo que se lleva a otro lugar. Una profesión que termina siendo un dolor de cabeza. Un lugar en donde teniéndolo todo, no tienen nada. En el cual un día están arriba, en la felicidad plena y al otro en la tristeza y la frustración. Donde más se necesita proteger la salud mental.

 

Poco se habla desde dónde comienzan los sueños por llegar a los niveles de alta competencia. Muchos jóvenes que en vez de jugar en una plaza con amigos, se van de una provincia a otra, siendo casi adolescentes, en busca de cumplir un objetivo. Y allí dejan todo. Dejan a su familia, amigos, su casa, el barrio, la escuela y todos los hábitos para mudarse a un lugar con gente desconocida y a vivir sólo para el día de mañana, estar en Primera División. Pareciera como si eso fuese algo normal, hasta que al momento de cumplir esa meta, las primeras palabras son: “Fue muy duro llegar”, “costó”, “sacrificio enorme”, dando a entender que es más el sentimiento de fuerza que el de felicidad en el camino hecho.

¿Qué rol juega la psicología en el deporte? ¿Cómo se ayuda tanto a los juveniles como a los profesionales? En diálogo exclusivo con BigBang, Pablo Sucarrat, quien se desempeñó como psicólogo deportivo en Rosario Central, Colón, Atlético Rafaela, entre otros y ahora es profesor de psicología deportiva en la escuela de entrenadores de AFA, habló sobre la auto exigencia que tienen los deportistas a la hora de ejercer.

 

-Como profesor en la carrera de entrenador, ¿dónde hay que hacer más énfasis sobre la salud mental a los futuros técnicos?

-Lo más importante a hacerles entender es que un jugador de futbol no es una máquina, es una persona y no todos son iguales. Cada uno tiene un proceso diferente, hay edades diferentes. No se le puede aplicar un mismo ejercicio para niños y el mismo para adolescentes o adultos porque cada persona en su edad evolutiva hay que saber cuáles son esos aspectos y trabajar sobre eso.

-¿Cuál es la diferencia a la hora de preparar mentalmente a un jugador y a un entrenador?

-La diferencia en el jugador profesional es trabajar sobre sus habilidades relacionados a su deporte, es decir, sus habilitadas para el rendimiento deportivo y también para su bienestar. El jugador tiene que sentirse bien en su vida. Se trabaja la toma de decisiones, la concentración, la tolerancia a las frustraciones, como se sale rápido del error. En un entrenador se trabaja su bienestar, porque son personas que están bajo mucha presión del hincha, del periodismo, es parte de su trabajo entonces tiene que tomar buenas decisiones. Tiene que tener las cosas claras. Se trabaja sobre su calidad de vida, asesorarlo para la toma de decisiones, sobre cómo está el grupo, la dinámica, sobre cómo implementar su idea.

-¿Por qué crees que frecuentemente los jugadores cuando llegan a primera hablan de mucho sacrificio, de lo que les costó, cómo que fue más un sufrimiento que el hecho de llegar?

-Formarse para ser un jugador profesional implica mucho del esfuerzo y eso implica las renuncias. Los jugadores dejan su provincia, su familia, su núcleo, renuncian de alguna maneara a todas cuestiones sociales que cualquier chico a esa edad lo vive. Se van a vivir a una pensión, lejos de todos sus afectos y ya ahí hay un costo emocional. El estar bien, competitivo, a veces tienen que fortalecerse cuando no son citados o si les toca atravesar una lesión, que lamentablemente hay un alto porcentaje que el jugador se lesiona, todo tiene un costo que es muy difícil de afrontar. A veces nos quedamos solo con 'este chico tenía condiciones' y existen otras condiciones y otras situaciones que son adversas y que deben estar fortalecidos mentalmente. Hay que acompañarlos, asesorarlos, contenerlos, hay que brindarles herramientas para que el jugador en esa corta edad pueda afrontar esas adversidades.

 

-¿Crees que hay casos que tienen todo para llegar, desde lo deportivo, pero no llegan por lo mental?

-Si. Totalmente. Gallardo una vez dijo que “lo mental es el guardián del talento”. El talento que una habilitad técnica puede tener un jugador, está custodiado o desperdiciado según su psicología. Si el adolescente es consciente de sus habilidades, pero no puede manejar sus hábitos como el dormir, una buena alimentación, consumo problemático, la tolerancia a la frustración, son un montón de situaciones que es importante que el jugador pueda ser asesorado y acompañado. Porque por más que quiera o tenga el deseo, requiere también de otras habilidades que tienen que ver con lo psicológico para llevar adelante ese sueño.

-¿Cuál es la parte más importante a preparar en los juveniles?

-Creo que hay varias. No siempre es una, pero lo emocional es un gran área para saber acompañar. Las habilidades psicológicas, que sepan lidiar con el error, porque a veces idealizan que el jugador llega a hacer todo bien y en realidad el error es parte del juego y tienen que aprender a naturalizarlo. A veces en el error, hay entrenadores que los castigan por así decirlo, o eso de la titularidad y la suplencia, o a veces son impuestos como si no se podrían equivocar y la verdad es que se equivocan todos e incluso los de elite. Que los chicos puedan afrontar esa realidad es muy importante.

 

-¿Cómo se lidia con la frustración de un jugador?

-La frustración es una emoción que no es ni buena ni mala. Simplemente es una emoción que aparece cuando algo no se nos está dando. Es una oportunidad para buscar alternativas en forma de entrenamiento, en buscar ayuda, en un montón de cosas para darle una vuelta más de tuerca a lo que no se está dando. Tolerar la frustración está vinculado con el manejo de las emociones. Que el jugador aprenda a manejar sus emociones, a canalizarlas, a focalizarse en el presente, a dejar el pasado... Muchas veces el error genera ciertas circunstancias que te traen ciertas emociones que sucedieron en un partido anterior y el jugador en la semana se siente condicionado por esos errores y piensa que en el futuro van a volver a aparecer. 

-¿Cuál es la clave en ese punto?

-Lo importante es trabajar en el presente, que sepan que cada entrenamiento es una oportunidad no solo para ir mejorando sino también para sentirse bien. Ese trabajo diario y semanal es clave para que el jugador pueda ir saliendo de esas circunstancias y aprender a fortalecerse en la adversidad. Un deportista va a tener más momentos de error que de acierto y esos lo saben todos los deportistas de alta competencia. Te tenés que preparar para algo natural que son muchos momentos de frustración. El problema no está ahí, el problema es si uno se queda. La clave es salir rápido de esos momentos y ahí es el trabajo psicológico.

-¿Cuáles son los problemas o inquietudes más frecuentes que se encuentran en los deportistas?

-Uno es la frustración. Otro es las lesiones, como salir rápido de ellas, y por último los resultados deportivos. Cuánto impactan, situaciones de la tabla de posiciones, lidiar con las suplencias, creo que son hoy por hoy los casos más comunes que demandan a la psicología deportiva.

-¿De qué manera se lo ayuda a un jugador que está pasando por un golpe anímico?

-Lidiando con las frustraciones. Se hace con ejercicios y que el jugador pueda hablar, pueda expresar lo que siente, pueda expresar su bronca, su ira, y los pensamientos que eso le surgen con los profesionales adecuados, brindarle herramientas y cada día aplicar esos tips y entrenamientos para poco a poco ir encontrando un orden e ir equilibrándose y potenciándose. La psicología deportiva no solo trabaja sobre los casos problemáticos o sintomáticos, sino que también trabaja como potenciar cada vez más el rendimiento deportivo. A lo mejor el jugador está jugando de titular y quiere seguir creciendo entonces sobre ese, también hay que trabajar.

-¿Y para que no culmine en la depresión?

-La depresión es otro tema, es mucho más complejo que un momento o una situación. La depresión es un cuadro determinada por otros factores más profundos y que hay personas que hasta en el máximo éxito padecieron depresión. No siempre está vinculado con un momento difícil sino que también es algo más profundo y que debe ser abordado y prevenido en los deportistas.

 

-Hablas de que una persona puede estar pasando por su máximo éxito pero también tener depresión... ¿Y cómo uno puede tomar conciencia de eso para ayudarlo?

-Lo primero es que cada club y cada equipo tengan su psicólogo deportivo o un equipo de profesionales de salud mental. Es clave y necesario. Quizás pasa que un club o equipo pensado en el ganar nada más, llevan a personas que no son expertos en salud mental y tras el éxito del fin de semana, se están olvidando que son personas. Creo que ahí habría un déficit. En caso de que haya profesionales de la salud, con entrevistas diarias, con rutinas de trabajo, estando atento desde la observación, teniendo las puertas abiertas, la confianza es clave porque si el deportista no confía o los minimiza, también es un problema. Hay que ir construyendo la confianza para que el deportista pueda contar lo que le pasa. Es clave la relación directa con el profesional de la salud. También tener ciertos protocolos con estos casos, cómo actuar, qué tipo de terapia elegir para abordar, integrar a la familia del deportista, porque eso sirve mucho para la contención, no solo el deportista está vinculado con lo que le pasa adentro de la cancha sino también con lo que le pasa afuera, los profesionales que estamos en el área tenemos que tener conocimiento de ello.

-¿Cuál es la forma de trabajo que aplicas? Es decir, los jugadores lo piden, las sesiones son grupales, otras individuales...

-Generalmente el trabajo es individual con entrevistas individuales. En mi caso, armaba junto al cuerpo técnico, según la demanda, entrevistas individuales durante toda la semana para abordar a la mayoría del plantel, pero también surgían a pedido espontáneo de los jugadores querer trabajar con el psicólogo, entonces bueno, si pedían, venían. Pero ya teníamos una lista de jugadores y tratábamos de tener un régimen y ser constantes para lograr que no quede solo en una charla, sino que sea un trabajo con seguimiento, a corto, mediano y largo plazo. También hacíamos charlas grupales con video análisis e ir viendo lo que va pasando a través de las filmaciones. También es clave el trabajo interdisciplinario en el área medica, acompañar a los jugadores en las lesiones, trabajando con el área de nutrición, como el jugador recae en la suba de peso o cómo hacer para sostener el peso, creo que es un trabajo interdisciplinar.

¿Cómo ves hoy en día la psicología deportiva? Si se le da mucha o poca importancia. Qué habría que mejorar...

-Se le está dando el lugar, creo que el conocimiento es clave porque es una herramienta valiosísima y que muchas veces los directivos confían excesivamente en el entrenador que, no digo que no, claro que deben confiar, pero los directivos tienen que saber cuál importante es esta herramienta que no debe faltar en el club y que también tiene que evaluar esta herramienta porque es como los entrenadores. Cuando el trabajo no se está haciendo, no por tener a alguien significa que el trabajo está por hecho. Se debe velar por este trabajo. Saber cuánto se está trabajando, cuál es el rendimiento, cómo está el equipo desde que está el profesional... Es un trabajo entre todos. Creo que eso es lo que falta, velar por la productividad del trabajo de la psicología deportiva. También creo que es clave que los cuerpos técnicos tengan. Hoy gracias a los cursos de técnicos y los cursos de preparadores físicos saben de esta herramienta, antes el entrenador pensaba que lo podía hacer todo y hoy ya se habla de un equipo de trabajo.

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