El torneo de Wimbledon trajo una marca histórica para el cordobés Gustavo Fernández, quien se llevó el trofeo máximo en tenis adaptado al vencer al japonés Shingo Kunieda, el mejor jugador adaptado de la historia y actual número 1 del circuito, por 4-6, 6-3 y 6-1. Este es su quinto título de Grand Slam.
El deportista, de 25 años, había perdido las finales de 2017 y 2018, por lo cual este triunfo tiene un sabor especial. Paralelamente, le sirvió también para destronar a Kunieda y ubicarse otra vez en el tope del ránking mundial en su especialidad, que ya había alcanzado en el 2017.
Entre otros logros, Fernández ya se coronó campeón del Torneo de Roland Garros en 2016 y 2019, en el Australian Open en 2017 y 2019 en la categoría single, y en Wimbledon en la categoría dobles masculino en 2015. Además, ganó tres medallas de oro y una de plata en los Juegos Parapanamericanos de 2011 y 2015.
Voluntad y garra
Cuando tenía sólo un año, Fernández tuvo un pequeño accidente doméstico que le causó un infarto medular a raíz del cual quedó sin movilidad en sus piernas. A los seis años comenzó a jugar al tenis y a los 12 inició oficialmente su carrera profesional.
"No cambio volver a caminar por todo lo que me pasó en la vida", sentencia en su biografía Hambre de Lobo. "Creo que la enseñanza, la apertura mental, el modo de ver las cosas y las oportunidades después del infarto medular fueron muy importantes. Todo eso me dio mucho más de lo que quitó. Ni se me pasa por la cabeza cambiarlo porque no me da saldo negativo para nada, esas cosas me ayudaron a desarrollarme como persona y profesional", supo agregar el año pasado en diálogo con Página 12.
En pareja hace 10 años con Florencia Tagliaferro, Fernández asegura que le gustaría "que haya 'Lobitos' y estar encargándome de ellos" pero aclara que antes de ser padre pretende tener una década más de carrera deportiva. Luego de retirarse planea seguir la tradición familiar y dedicarse al basquet como entrenador.