Walter Herrmann es uno de los basquetbolistas más importantes de los últimos 20 años de la Argentina. El santafesino, nacido en Venado Tuerto, supo no solamente ser miembro de la Generación Dorada, con un papel protagónico en la conquista del oro en Atenas 2004, sino que también fue uno de los jugadores que desembarcó en la NBA después de esa conquista.
Sin embargo sus máximos logros de su carrera profesional coincidieron con sus principales tragedias personales. Ayer en el programa Podemos Hablar (PH) reveló por primera vez que pocos meses antes del accidente automovilístico en donde falleció su novia, su madre, una de sus hermanas y su suegra, Hermann perdió a su mejor amigo.
En el programa de Andy contó que menos de un año antes de su debut en el seleccionado estaba con ganas de dejar el Unicaja Malaga en España para volver a la Argentina porque extrañaba a su familia. En un receso de la Liga ACB le dan permiso para viajar una semana para Santa Fe. Allí estuvo todo el tiempo con su amigo, cuyo nombre no reveló.
“El domingo que me volvía para España estuve todo el día con él, lo deje en su casa y me fui a armar las valijas para ir a Ezeiza. Cuando llego a España mi novia me esperaba en el aeropuerto y me insistió mucho para que llame a mi casa. Ahí mi mamá, entre lagrimas me dijo que él se había suicidado”, contó Herrmann.
Esa temporada no sólo fue goleador de la liga sino que además fue el jugador más valioso por lo que el técnico del seleccionado argentino, Rubén Magnano, le dio la chance de conformar el seleccionado B del cual se completaría el equipo que compita en preolímpico para Atenas. En el medio de esa preparación, y antes del amistoso contra Venezuela el 17 de julio de 2003 en la ciudad de La Plata, su madre, su novia, su hermana menor y su suegra fallecen en un accidente de tránsito cuando viajaban para verlo.
Un año después la tragedia volvió a golpear su puerta. Cuando se preparaba para competir en Atenas con la selección su padre también fue víctima de un accidente de tránsito y falleció. Marcado por las tragedias previas no quería ni que sus compañeros, ni que su entorno sintieran lástima por él. La suerte, según dijo, quiso que el cuerpo de su padre fuera trasladado a la morgue de Córdoba, ciudad en donde se preparaba el seleccionado, por lo que pudo despedirlo.
Lo que vino después es historia conocida. Si bien nunca fue del agrado del técnico -Magnano era reacio a darle minutos en la cancha- Hermann fue clave en los partidos contra Grecia y con los Estados Unidos ya que cambio la lógica de ambos encuentros. Luego, por decisión del técnico (y que luego fue muy criticado por eso) decidió no ponerlo ni un segundo en la final contra Italia.