Jorge Sampaoli fue un entrenador súperexitoso en la U de Chile y en la Selección Chilena de fútbol, y luego tuvo un respetable paso por el Sevilla. La palabra "éxito" no distingue en su caso sólo a equipos que obtuvieron títulos, sino también a equipos respetados por su juego. Es el tercer entrenador de la Selección en cuatro años: no es su culpa, pero tampoco puede seguir quejándose de la "Pesada Herencia", como hacen otros. Ahora la pelota la tiene él. La lista que armó parece razonable y sensata, aunque no entusiasme demasiado. Si es tan discutida, vamos a decirlo, es porque no hay demasiados cracks en este momento en el fútbol argentino. Si me apuran, les diría que hay uno solo. La idea de que el técnico tiene que llamar a los mejores en cada puesto se choca un poco con otra: el técnico tiene que armar un equipo donde sus piezas se complementen, tiene que "ver" (esto es, imaginar) un funcionamiento que surgirá de la combinación de los jugadores que llamó para eso. El movimiento se demuestra andando. Pipita Higuain y el Kun Agüero cansaron un poco a los hinchas por sus bajos rendimientos en la Selección, pero... ¿algún otro les ganó el puesto? ¿Apareció en la Selección ese súpernueve que nos llevó a olvidarlos? Ni ahí. Never Nueve.
Mascherano ya no es el que era: de hecho, ya no juega en el Barcelona sino en el fútbol chino. Sin embargo, ¿da para sacarlo no ya del equipo sino del plantel? ¿Nos sobran jugadores? Quien esto escribe, acaso influido por su corazón Granate, se pregunta si Guido Pizarro no podría haberle dado a la vez juego y traslado en el medio y si Iván Marcone no es un recuperador con juego criterioso y visión que podría habernos sido útil. Los delanteros racinguistas Lautaro Martínez y Centurión podrían haber estado, pero... ¿eran imprescindibles y garantizaban rendimiento? Se cuestiona el supuesto conservadurismo de Sampaoli, pero de la lista de la final de 2014 volaron nada menos que 14 jugadores. Como ya se ha dicho, no tenemos un plantel que entusiasme nombre por nombre. Pero tenemos a Messi. Y en el 86 teníamos a Diego, pero tampoco teníamos un plantel que entrara por los ojos. Pero una vez en México resultó que Giusti, el Tata Brown, Negro Enrique, Olarticoechea, Cucciufo, jugadores que nunca entran en el análisis de los Millenials que se piensan que Maradona jugaba solo, tuvieron rendimientos destacadísimos, supieron rodear al astro, corrieron para él. Si aparecen dos o tres tapados similares entre los 23, le ponemos un par de fichitas al Sampaplantel. Que así sea.