Poco le importó a la Roma haber caído por 4 a 1 ante el Barcelona, en el Camp Nou, la semana pasada. Atrás quedaron los especialistas que criticaban el pobre nivel de los equipos italianos afuera del país al ver como en el Estadio Olímpico de Roma, el equipo dirigido por Eusebio Di Francesco sorteó una prueba de carácter y humilló al equipo de Lionel Messi.
El Barcelona perdió el invicto este martes.
Sí, la Roma, con todas la de perder, se impuso 3 a 0 de local y logró -gracias al gol que convirtió de visitante- el boleto para la semifinal de la Champions League. El equipo italiano fue superior al conjunto azulgrana durante todo el partido y, gracias a los goles de Dzeko, De Rossi (de penal), y Manolas, logró la histórica remontada que quedará en la memoria de todos sus hinchas.
Este es el tercer año consecutivo que Lionel Messi y compañía se queda con las ganas quedar entre los cuatro mejores de la máxima competición europea. Además, el conjunto catalán nunca pudo ganar en el estadio de la Roma y ya no podrá optar al Triplete esta temporada. Había perdido por 3-0 en la temporada 2001-02 y empató 1-1 en la 2015-16.
Con la mentalidad puesta en la semifinal, el conjunto italiano sorprendió de entrada: a los 6 minutos del PT, Edin Dzeko definió ante la floja repuesta de Marc-Andre ter Stegen y puso el 1 a 0 que dejaba al local a dos tantos de clasificarse. A pesar de que el equipo Di Francesco mereció algún que otro gol más, los otros gritos iban a aparecer recién en el ST.
El complemento comenzó parejo, pero rápidamente Dzeko ingresó en el área y fue derribado por Hernán Piqué. De Rossi cambió el penal por gol e ilusionó a la hinchada que se hizo presente en el Estadio Olímpico de Roma con un milagro. La Roma solo necesitaba un gol para dejar afuera a uno de los candidatos de este año y que, hasta hoy, estaba invicto en la Champions y su liga local.
Kostas Manolas celebra el tercer gol de la Roma.
El gol de la jornada llegó a los 36 de la segunda mitad, cuando Kostas Manolas anticipó en un córner a su marca y con un certero cabezazo dejó parado al arquero del Barcelona e hizo gritar a todo el Olímpico. El equipo italiano presionó y cortó el funcionamiento de los catalanes. De hecho, Messi hizo agua durante todo el encuentro y nunca pudo hacer la diferencia.