02 Diciembre de 2016 14:32
Luego del dolor, el temor. Un escalofrío deben haber sentido los futbolistas de la Selección Argentina cuando recordaron que ellos mismos habían viajado días atrás, en el mismo avión y con el mismo piloto que días después se estrellaría en Medellín junto al plantel del Chapecoense. Fue en el mismo mes del accidente, cuando jugaron con Brasil en Belo Horizonte.
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En diálogo con BigBang, fuentes de la AFA reconocieron que existe un nuevo cortocircuito entre los jugadores de la Selección y los dirigentes por este tema. Es que los referentes del equipo (Lionel Messi, Javier Mascherano) reclamaron que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) adquiera un avión privado, para comodidad, pero sobre todo para seguridad de los futbolistas.
Antes de que trascendiera el reclamo, Armando Pérez "primereó" a los jugadores: el titular de la Comisión Normalizadora de la AFA contó ayer en Radio Güemes que el sábado pasado viajó a Estados Unidos para realizar gestiones en relación a esa idea, y que el domingo se reunió con el empresario y piloto boliviano Humberto Roca, dueño de una flota de diez aviones. Lo cierto es que a última hora del lunes sucedió el terrible accidente. Y con él habría llegado el ultimátum.
La idea suena descabellada para el presupuesto actual de la AFA: el propio Messi debió cancelar de su bolsillo los sueldos del personal de seguridad. Desde cualquier otro punto de vista que no sea el estrictamente económico, la idea es razonable: a las preocupaciones lógicas relacionadas con cumplir el objetivo de clasificarse para el Mundial, los futbolistas no quieren sumarle el temor a que se estrelle el avión en el que viajan. Vienen a jugar al fútbol, no a la ruleta rusa.
La Selección quiere un avión propio, para garantizar la seguridad en vuelos futuros.
Por ahora, los clubes europeos no se quejaron, pero también es cierto que las eliminatorias para el Mundial 2018 no se reanudan hasta marzo y que, probablemente, entonces exijan garantías de que los vuelos son seguros. En la AFA no dudan que eso sucederá.
Es de esperar que la tragedia obligue a un replanteo respecto de la logística actual utilizada por los futbolistas para desplazarse en competencias internacionales. O por lo menos, a un control más riguroso de las condiciones en que se viaja. Desde un punto de vista humanitario, se puede decir que nadie quiere arriesgar vidas. Desde un punto de vista más desalmado, se puede agregar, también, que los clubes tampoco tienen ningún interés arriesgar su patrimonio.
Empresas de logística
En el programa Animales sueltos, el periodista Eduardo Feinmann explicó que el vuelo de LaMia que trasladó a la Selección durante el último encuentro con Brasil en Belo Horizonte no fue una contratación directa de la AFA: lo que se contrató fue una empresa de logística, cuyo nombre es Offside, que a su vez subcontrató a la empresa de charter: la ahora fatídica LaMia.
Las empresas de logística se dedican a resolver todos los problemas de un plantel que tiene que disputar un encuentro en el exterior: se ocupan de proveerle transporte (aéreo y por tierra), alojamiento y, en algunos casos, también lugar de entrenamiento. A veces se hacen necesarias, ya que no se trata sólo de que un plantel llegue a destino, sino que el viaje sea descansado y que los jugadores estén tranquilos y libres de preocupaciones, abocados únicamente a hacer lo que saben.
Carolina Cristinziano, dirigente de la AFA y esposa del ex dirigente Gonzalo Belloso.
Feinmann le adjudicó la propiedad de la empresa al ex futbolista y ex dirigente de Rosario Central Gonzalo Belloso, y denunció un supuesto conflicto de intereses: la esposa de Belloso, Carolina Cristinziano, integra actualmente la Comisión Normalizadora de la AFA, que preside Armando Pérez.
Con o sin Offside, la ahora polémica compañía aérea trasladó, sólo en los últimos dos meses, no sólo al Chapecoense (dos veces) y a la Selección Argentina, sino también a los planteles de Olimpia del Paraguay, Nacional de Medellín, a la Selección de Bolivia y al Sol de América de Paraguay. De aquí en adelante, seguramente los equipos y las selecciones tomarán recaudos para saber con quiénes y en qué condiciones viajan, conscientes de que -aunque nadie tiene la vida comprada, a veces lo barato sale caro.
