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Resurgir de la tragedia: cómo hizo Alianza Lima para volver a jugar

¿Es posible rearmar un club luego de haberlo perdido todo? Con una gran ayuda y un poco de sensatez, los peruanos lo lograron.

29 Noviembre de 2016 08:55
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El grave accidente del club peruano Alianza Lima, que el 8 de diciembre de 1987 perdió a 16 jugadores, 5 miembros del cuerpo técnico y 4 dirigentes en un vuelo de regreso desde la ciudad de Pucalipa, es el antecedente más cercano a la tragedia de esta madrugada del Chapecoense.

Dolor popular en el regreso de los restos de los jugadores de Alianza Lima.

El equipo con el cual Alianza Lima volvió a competir oficialmente luego de la tragedia. 

La reconstrucción

La solidaridad de otros clubes fue vital para que Alianza Lima pudiera seguir compitiendo. La mayor ayuda provino del Colo Colo. Dirigentes e hinchas del club chileno se sintieron afectados por la tragedia del Alianza Lima por una razón muy sencilla: en 1961, el Colo Colo había atravesado la misma trágica experiencia, cuando el avión que transportaba a los jugadores cayó en la zona montañosa de Longaví, luego de un partido ante Osorno, por la Copa Chile.

Colo Colo le cedió a préstamo sin cargo nada menos que cuatro jugadores: José Letelier, Parcko Quiroz, Francisco Huerta y René Pinto. Entonces nació una amistad entre ambos clubes que continúa hasta hoy. A su vez, otros equipos peruanos se sumaron: Sporting Cristal cedió a Roberto 'Cucurucho' Rojas: Sport Boys cedió a Miguel Dietz y Deportivo Municipal cedió a  Eduardo Saavedra y Oswaldo Flores. Para dar una mano, una de las grandes estrellas del fútbol peruano de todos los tiempos, Teófilo Cubillas, volvió a jugar luego de su retiro.

La amistad entre Alianza Lima y Colo Colo se hizo indestructible luego del gesto de los chilenos.

El 3 de enero de 1988, Alianza Lima reapareció en el torneo peruano, enfrentando al Bolognesi en su estadio. En el primer tiempo tuvo un penal a su favor. Lo pateó Illescas, uno de los sobrevivientes de la tragedia. Fue gol. Alianza terminó ganando 2 a 1 en una jornada muy emotiva en la cual varios de sus jugadores lloraron.  

Pese a que le correspondía, por una ayuda especial brindada por la Federación Peruana de Fútbol y aceptada caballerosamente por sus rivales, Alianza no volvió a jugar durante el resto del torneo fuera de su ciudad, Lima. Jugaba de local en su estadio y de visitante en el estadio Nacional. 

Desde ese momento, la reconstrucción de uno de los grandes del fútbol peruano no fue milagrosa, pero sí fue posible. Tanto el presidente del club en momentos de la tragedia, Agustín Merino, como su sucesor Alberto Espantoso, apelaron a lo más barato y a lo que, a la larga, más frutos rinde: promover jugadores de las divisiones inferiores. A su vez, la condición de equipo "grande" del fútbol peruano y la comprensión de la situación especial que atravesaba Alianza hicieron que algunos jugadores importantes cedieran pretensiones económicas para incorporarse al equipo. Y así, entre la ayuda ajena y la sensatez propia, el club se pudo rearmar luego de la peor tragedia de su historia.