De la mano de uno de sus entrenadores históricos, el Oveja Hernández, y del último sobreviviente de la Generación Dorada, Luis Scola -eterno, a sus 39 años- la Selección Argentina volvió a hacer historia en el básquet mundial al derrotar al poderoso seleccionado de Serbia -poblado de cracks de la NBA- por 97-87. La Selección tuvo, como ya es usual en este torneo, en el crack Facundo Campazzo a su gran figura y estratega dentro del campo. Con un juego paciente, lanzamientos para triples y una defensa muy intensa, el equipo se adoptó a su rival, mucho mayor en altura. La salida, cargado de faltas, de Mjaranovic (lo forzaron a cometer tres en poco tiempo, y ya no volvió a ingresar) fue una muestra de cuán comprometida con el juego de equipo se mostró el combinado nacional.
Hasta Manu Ginobili enloqueció a puro tuit.
Ya clasificado para los juegos Olímpicos desde ayer (es uno de los dos equipos americanos que sigue en competencia), Argentina va por más y quiere ser Campeón. Ahora espera por el ganador de Estados Unidos-Francia, en busca de un pasaporte a la final. Parecía impensado que el básquet pudiese reponerse tan rápido de la retirada masiva de la Generación Dorada, pero ahí está otra vez, peleando títulos y dando espectáculo.