por Agustin Gulman
18 Febrero de 2019 13:02Los precios de los principales cortes de carne vacuna aumentaron en promedio un 8,5 por ciento durante enero y en el sector advierten que podría haber cierre de carnicerías si la situación no se revierte. El presidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires aseguró a BigBang que la crisis no tiene comparación y que incluso supera a la época de la hiperinflación durante el Gobierno de Raúl Alfonsín.
Los datos no son para nada alentadores: de acuerdo al último informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), los cortes de carne vacuna tuvieron alzas del 8,5 por ciento con relación a los valores de diciembre. El kilo de tira de asado que en diciembre se vendía a $178,05 pasó a costar, en promedio, $193,16.
El consumo de carne tuvo una fuerte caída en 2019.
El corte de carne que más aumentó en el primer mes de 2019 fue el vacío, que pasó de $206,27 a $229,33, lo que representa un 11,2 por ciento de aumento. En cambio, el que menos alza tuvo fue el pechito de cerdo, que pasó en promedio de $163,30 a $164,15, lo que representa una suba del 0,5 por ciento entre diciembre y enero. En el primer mes y medio de 2019 el Mercado de Liniers tuvo subas del 27 %.
Consumo de carne y relación con el precio. Fuente: IPCVA.
De todos modos, el dato más preocupante es la fuerte caída en el consumo de carne anual per cápita. Según los datos del IPCVA, en 2018 se consumieron en promedio 56,4 kilos de carne vacuna, la cifra más baja en los últimos ocho años. Inclusive entre 2000 y 2002, en pleno estallido político, social y económico, el consumo fue mayor al actual.
Los aumentos de la carne vacuna en 2018 fueron en promedio del 49,5 %.
En los últimos años, el consumo de carne vacuna había alcanzado varios records. En 2007, de acuerdo al IPCVA cada argentino consumió 69,7 kilos de carne por año. Durante el kirchnerismo, el peor año para la industria carnicera había sido el 2011, cuando se consumieron, en promedio, 55,2 kilos de carne per cápita.
“Es una situación muy difícil. La caída del consumo arrastra a todas las carnicerías. El mayor problema de los carniceros son los costos de la mercadería, si no se recupera la venta no hay otra salida que cerrar”, aseguró a BigBang el presidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires, Alberto Williams, quien analizó que el momento “no tiene comparación”.
“Vivimos la hiperinflación con Alfonsín, pero trabajábamos y ganábamos igual porque había ventas. Ahora no hay ventas. El consumidor no tiene capacidad de compra, no hay salida. Yo quisiera vender mucho más”, remarcó Williams. El empresario, dueño de varios locales y en la profesión desde que tiene 10 años, aseguró que la caída más fuerte en las ventas se registró luego de la última suba, a partir del 20 de diciembre pasado. “Pagábamos 107 pesos el kilo de carne en la media 145 pesos”, indicó.
El detrás de escena: tours por carnicerías para aprender más sobre los cortes y productos
Asado para pocos. Sólo entre diciembre y enero, la carne aumentó en promedio un 8,5 %.
En su informe ante la Cámara de Diputados el 1 de agosto de 2018, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguró que “la producción de carne, muy castigada en la década anterior, está exportando 350 mil toneladas por año, un 67 por ciento más que en 2015, y sin afectar la mesa de los argentinos, porque el consumo de carnes sigue aumentando”.
MUDANZA DE CORTES
Williams aseguró que la caída golpea a todos los cortes, aunque señala que los más económicos o los que más rinden todavía tienen cierta resistencia. Uno de ellos son las milanesas, que a pesar de ser un corte caro, tiene un alto rendimiento. El presidente de la Cámara que agrupa a los carniceros porteños dice que los más baratos pueden tener un poco más de salida, entre los que enumera la carne picada común y el osobuco.
Si se compara enero de 2018 contra enero de 2019, el impacto es aún mayor: la carne vacuna aumentó, en promedio, un 49,5 por ciento en 12 meses. En el caso del pollo, la suba anualizada fue del 67,4 por ciento; mientras que en el caso de los cortes de cerdo, el incremento fue apenas superior al 30 por ciento.