Los depósitos en dólares en el sistema bancario se incrementaron en 3.000 millones de dólares desde que se anunciara el final del denominado cepo cambiario a mediados de diciembre pasado, llevando así a casi 12.000 millones de dólares el total de los depósitos en esa divisa existente en entidades financieras.
Así surge de los datos oficiales del Banco Central (BCRA) que indican, además, una clara tendencia ascendente de esos depósitos que habían alcanzando su máximo histórico, después del período de convertibilidad, de 14.800 millones en el mes de octubre de 2011, poco antes de la instauración del cepo cambiario en noviembre de ese mismo año.
En su momento de mayor caída, el total de los depósitos en dólares en el sistema financiero argentino descendieron hasta los 7.000 millones en los últimos dos meses de 2014.
Al 23 marzo pasado, último día de datos registrados en el BCRA, los depósitos en moneda estadounidense, siempre provenientes del sector privado, era de 11.939 millones.
En tanto, el 9 de diciembre passdo, antes de concretarse la asunción del presidente Mauricio Macri, los depósitos ascendían a 9.000 millones de dólares.
Esta mejora, de alrededor del 33 por ciento, puede ser interpretada como una buena respuesta del público al fin del cepo, algo que se evidencia en algunos casos puntuales como los de ofertas atractivas realizadas por algunas entidades para atraer depositantes en moneda extranjera.
Dentro de este renacer de los depósitos en moneda extranjera en los bancos argentinos, el BCRA aprobó en febrero pasado una nueva norma para flexibilizar el financiamiento en dólares para todos los productores de bienes que tengan un mercado internacional y un precio dolarizado, como por ejemplo las commodities.
En esa misma norma, el Central incluyó que los bancos puedan comprar obligaciones negociables de empresas exportadoras.
Cabe destacar que esta normativa no modifica el principio general sobre la cuestión, en cuanto a que los bancos no pueden otorgar préstamos en dólares a quienes no tienen ingresos en dólares, evitando de ese modo cualquier posibilidad de descalce de monedas.
Hasta que se aprobó esta nueva norma, los bancos podían destinar los depósitos en dólares que recibían únicamente a prestarle a exportadores y sus proveedores a través de operaciones de prefinanciación de exportaciones.