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Inflación vs dólar: ¿por qué bajan las tasas de interés?

El Banco Central recortó por segunda semana consecutiva las tasas, pese a la volatilidad financiera que vive el mundo por el efecto “Brexit”. Consumo, reservas y la necesidad de reanimar la economía.

por Manuela Fernandez Mendy

04 Julio de 2016 06:58
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En el comienzo “oficial” del segundo semestre, el Gobierno continúa con su batalla contra la inflación. El Banco Central, uno de los principales bastiones de la lucha contra el aumento de precios, sorprendió al bajar la tasa de interés. ¿Por qué lo hizo y qué impacto tiene en el bolsillo de los argentinos?

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“Es una herramienta que le permite al Central acelerar o desacelerar la economía. Es decir: si subís un poquito la tasa, la gente tiende al ahorro y enfriás la economía y se produce un desaceleramiento. En cambio, si la bajás, se reactiva. Esto, claro, en el marco de una economía normal y estable como en Alemania o en Japón, en donde hay mucha estabilidad”, explica a BigBang Miguel Arrigoni, economista y CEO de la consultora financiera FIST.

La entidad presidida por Sturzenegger justificó el recorte por la crisis internacional.

En otras palabras: si los bancos ofrecen tasas atractivas, los plazos fijos se convierten en una interesante opción para aquellos que cuentan con capacidad de ahorro. En cambio, si las tasas son bajas, el consumo se reactiva, dado que la ganancia financiara se torna menos llamativa que la adquisición productos o la compra de moneda extranjera como el dólar.

El Central bajó por segunda semana consecutiva la tasa de interés.

La modificación semanal de las tasas le permite al Gobierno mantener un frente flexible e ir ajustando las medidas conforme descienden, de a poco, los índices de inflación. “El Central es clave en el esquema actual de control de la inflación. Lo que plantean es que si la inflación baja, la tasa tiene que ser consecuente, porque si no la política monetaria se torna recesiva”, sumó Matías Carugati, economista y jefe de Management & Fit.

La justificación oficial de la última poda de las tasas

La entidad presidida por Federico Sturzenegger emitió un comunicado en el que justificó las últimas decisiones financieras: “Se produjo un marcado aumento de la volatilidad en los mercados financieros a raíz de la victoria en el referéndum del Reino Unido de la opción de dejarse de la Unión Europea. Se produjeron caídas en los principales índices bursátiles, incluido el peso argentino”.

La incertidumbre que generó el “Brexit” en los mercados internacionales afectó el valor del peso argentino. Es decir: subió el dólar, que la semana pasada alcanzó los $ 15.30. “El Banco Central considera que la depreciación del peso en este contexto es deseable para amortiguar efectos negativos de un shock externo sobre la economía real. Una de las virtudes esenciales del régimen cambiario adoptado por esta institución radica precisamente en la flexibilidad que le imprime a la economía nacional para afrontar los eventos externos”, suma el comunicado.

El "Brexit" complicó la situación internacional y provocó una devaluación del peso.

“Lo que están diciendo es que si bien van a utilizar la tasa de interés para controlar el descenso de la inflación, en lo que respecta al tipo de cambio (valor del peso) van a intervenir de modo excepcional y dejar que el mercado lo determine”, explica Carugati, y agrega: “El Gobierno ve al tipo de cambio como una herramienta que absorbe los shocks que vienen de afuera. Si la Argentina no tuviera un tipo de cambio que flotase, el impacto sería más fuerte, entonces se plantean: si tiene que subir un poco, que suba”.

El sinuoso camino del Central en su lucha contra la inflación

El desafío actual del Gobierno es poder jugar con la tasa de interés para controlar la inflación, pero evitar que esa misma estrategia se le vuelva en contra y genere una fuerte subida del dólar que potencie otra una vez más los precios. El delgado equilibrio de la emisión.

Las proyecciones vaticinan un índice inflacionario de 1.5 para agosto.

“No estoy de acuerdo con la política anti inflacionaria. En la Argentina pensar que podés frenar la inflación con la tasa de interés es pensar que podés parar una tormenta con un paraguas”, desafió Arrigoni, y argumentó: “Lo que está sucediendo es que se dieron cuenta de que la tasa no los ayuda para bajar los precios y, en vez de reconocer que era una política equivocada, iniciaron un proceso de baja de interés”.

Las tasas altas potencian lo que Arrigoni definió como un “año financiero”: “El interés tan elevado hace que sea más rentable eso que ir a trabajar. En un año, el Gobierno va a tener que poner entre cinco y seis mil millones de pesos, sólo para pagar los intereses. Pero tampoco pueden bajarlas de un modo tan rápido”.

Estiman que el Gobierno quiere mantener una tasa de interés superior a la inflación.

Pero el pago de las tasas no es el único desafío de la política “sinuosa” del Central. “Es un camino muy fino, si te pasás de un lado (subir mucho las tasas), enfriás la economía. Mientras que si te vas para el otro, se te escapa el dólar”, señaló Carugati. El anclaje entre la tasa de interés y el dólar es fuerte: si sube uno, afecta de modo directo al otro.

“La tasa afecta lo que pasa con el dólar. En febrero, por ejemplo, hubo una reducción muy busca que terminó con una subida fuerte de la moneda extranjera y eso repercutió en la inflación. La explicación es simple: si la tasa es alta, la gente prefiere invertir sus ahorros en un plazo fijo. En cambio, si es menos atractiva que el dólar, se va a apostar por la moneda extranjera lo que genera una suba en su precio”, explicó Carugati.

Los economistas esperan que el dólar llegue a los $ 16 para fin de año.

Bajar las tasas y dejarle al mercado una devaluación del peso podrá complicar también la liquidación de los contratos a futuro. “Hay que ver cómo se compensa eso. A medida que pasan las semanas, el Gobierno muestra más preocupación por el nivel de competitividad cambiaria. Muchos pensábamos que se iba a frenar el proceso de recortes, porque la baja de la inflación todavía no es tan fuerte”, sugirió.

El dilema actual responde, según Arrigoni, a la decisión inicial del Gobierno de elevar en diciembre las tasas de cara al levantamiento del cepo para evitar una escalada del dólar. “Fue un error haberlas mantenido tan altas con un tipo de cambio anclado. Ahora bajarlas va a tomar un tiempo. Además, en la Argentina cuando hay una decisión de la gente de ir al dólar, no la parás con nada”.

Plazo fijo vs. Dólar: ¿en qué conviene ahorrar?

Pese al recorte en la tasa, los plazos fijos continúan siendo una de las opciones más buscadas por los argentinos al momento de cuidar los ahorros.

“Lo que sucede con el dólar es que lo tenés que poner en una cajita y no podés hacer nada, mientras que los plazos fijos siguen siendo atractivos respecto de la inflación. Una tercera opción de ahorro son los fondos de inversión. ¿Los papeles de tesoro internacionales? Son seguros, pero con rentas muy bajas”, propuso Arrigoni. Carugati coincide con el análisis. “El Gobierno todavía quiere tener una tasa alta comparada con la inflación. Esto los torna atractivos, por el objetivo del Central es que el ahorrista no pierda su poder adquisitivo”.

La ecuación es simple: mientras que las tasas de interés estén por encima de los índices de inflación, invertir en un plazo fijo sigue siendo negocio. Una inversión en LEBAC de $ 100 a 35 días genera un beneficio de $ 30.75, mientras que la estimación del índice de inflación a agosto se ancló en 1.5 por ciento mensual. Es decir: de no haber invertido ese dinero y haber guardado el billete debajo del colchón, el ahorrista hubiera perdido $ 1.5.

En tanto, la proyección de la mayoría de los economistas advierte la llegada de un dólar a $ 16, dos más de los alcanzados en diciembre tras el levantamiento del cepo. “En la medida que empiece a subir va a afectar el rendimiento de los plazos fijos. De todos modos, esa era una estimación para finales de año que, de mantenerse la coyuntura internacional, podría llegar en menos tiempo”, remató Carugati.

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