31 Julio de 2016 21:10
Sus nombres están emparentados con lo más selecto del empresariado local, y la mayoría de ellos maneja fortunas incalculables. Sin embargo, no todos saben de los inicios que tuvieron hace muchísimos años algunos de los principales hombres del comercio y la industria en nuestro país.
FRANCO MACRI
Nacido en Roma, el padre del presidente se instaló en nuestro país a los 18 años junto a dos de sus seis hermanos.
Tres días después de su llegada y aunque no hablaba ni una palabra de castellano, su padre Giorgio, quien ya estaba en Buenos Aires, le consiguió su primer trabajo en un obrador aislado, donde la empresa Sadop (Sociedad Anónima de Obras Públicas) construía viviendas populares.
El padre del presidente llegó al país con apenas 18 años y sin saber castellano.
En 1950, las posibilidades de la época y el auge de la construcción le hicieron pensar que debía trabajar con independencia y no como empleado, formando entonces una pequeña empresa para tomar trabajos como subcontratista. Sin embargo, al poco tiempo se retiró con la idea de formar otra compañía.
Invirtió el poco dinero que tenía ahorrado y se asoció con Juan Carlos Vivo, un joven ingeniero con el que fundaron la empresa Vimac (Vivo, Macri y Cía). Empezaron con encargos pequeños pero pronto ganaron contratos cada vez más importantes en distintos tipos de obras civiles.
El empresario fundó su primera empresa en 1951, apenas 3 años después de haber llegado.
Macri se dio cuenta de que sus complicaciones podrían ser su primera gran oportunidad: pasar de subcontratista a contratista principal. Inició una negociación con Tomagra y Sastre y en 1959 logró que le cedieran el contrato, reduciendo costos sin bajar sueldos, incorporando tecnología, equipamiento y capacitación, además de haberse instalado personalmente en la ciudad de Mar del Plata para dirigir y controlar la obra.
Esto signi?có su cali?cación como empresa para participar en licitaciones públicas, siendo la construcción del puerto de Mar del Plata su primera gran oportunidad.
ALEJANDRO BULGHERONI
Hijo de inmigrantes italianos, Alejandro Ángel Bulgheroni decidió un día dejar la provincia de Santa Fe donde residía para probar suerte en Buenos Aires.
Su primer negocio fue la venta de las bridas -los anillos que se usan para unir los tubos de petróleo- a la por entonces estatal YPF, a partir de la cual surgió el Grupo Bridas en 1948.
Alejandro Pedro Bulgheroni, uno de los herederos del imperio.
Casi cuatro décadas después, en 1985, la muerte del patriarca familiar dio paso a la llegada de sus hijos Carlos Alberto y Alejandro Pedro, quienes acaba de vender el 50 por ciento de la empresa a la china CNOOC en 3.100 millones de dólares.
BUNGE & BORN
La unión entre Ernesto Bunge y Jorge Born se concretó en 1884, cuando nació Bunge & Born con el objetivo de dedicarse a la exportación de cereales desde la Argentina.
Jorge Born.
El primer paso de la empresa fue la compra de una estancia de 60.000 hectáreas, mientras que ya se analizaba la creación de una entidad financiera.
ALFREDO COTO
El origen de los negocios de Alfredo Coto está ligado a la carne, que aún continúa siendo una de sus principales fuentes de ingresos, ya que cuenta con tres frigoríficos propios que abastecen a sus supermercados y exportan parte de su producción.
Desde niño, Coto acompañaba en sus recorridas por el Mercado de Liniers a su padre, Joaquín, un inmigrante gallego que tenía una pequeña carnicería en un mercado municipal de Retiro.
Alfredo Coto fundó su primera carnicería en 1970 y en 1987 inauguró el primer supermercado.
En 1970 fundó en Boedo su primera carnicería, a partir de la cual fue creando una cadena minorista, que cuando en 1987 inauguró su primer supermercado en la ciudad de Mar de Ajó ya estaba consolidada como la mayor red de carnicerías integradas del país, con 34 locales de atención al público, un frigorífico propio y más de 350 empleados.
JOSÉ IGNACIO DE MENDIGUREN
En 1976, el “Vasco” prefirió dejar de lado un promisorio futuro como abogado en la firma Price-Waterhouse & Cooper, asesorando a empresas multinacionales, para subirse a un viejo Ami 8 y perderse por la ruta 205 vendiendo zapatillas.
José Ignacio de Mendiguren dejó su carrera de abogado para lanzarse como empresario.
Ese año, De Mendiguren conoció a Roberto Frazeer, uno de los últimos dueños de Alpargatas, y de esa charla nació el final de las alpargatas de yute y el comienzo de las alpargatas con suela de goma, lo que lo llevó, en muy poco tiempo, a fabricar un millón de pares por temporada, lo que marcó sus inicios como empresario.
GUSTAVO GROBOCOPATEL
Es el bisnieto de Abraham Grobocopatel, el patriarca de la familia de origen ruso-judío que se radicó en la Argentina en 1912 provenientes de Besarabia, en suroeste del Imperio ruso.
En 1983, se recibió de ingeniero agrónomo y les propuso a su padre y tío modernizar la empresa, introduciendo la informática y otras técnicas de gestión empresarial modernas.
Gustavo Grobocopatel, uno de los "reyes" de la soja.
Jorge no estuvo de acuerdo y ambos hermanos terminaron creando empresas por separado. Adolfo con su hijo fundaron en 1984 la empresa Los Grobo Agropecuaria SA, mientras que Jorge fundó Grobocopatel Hermanos, que llegó a tener la mayor planta de silos de América Latina.
Entre los años 1990 y 2000 la empresa fue una de las protagonistas del salto del rendimiento agropecuario que llevó la producción de granos de 30 millones a 60 millones de toneladas. En el año 2000, los cuatro hijos de Adolfo decidieron organizarse como socios y crear el Grupo Los Grobo, con el fin de abarcar toda la cadena agroindustrial alimentaria, convirtiéndose en el curso de los años 2000 en uno de los principales grupos económicos de la Argentina.