La caída general del consumo no sólo apunta a los supermercados, sino también a otros sectores relacionados con el entretenimiento nocturno y con los gustos cotidianos.
Las salidas románticas ahora pasan por versiones más austeras.
Así, los cines, las cervezas y los vinos también son víctimas del agujero que la inflación estampa en los bolsillos de varios argentinos; a lo cual se suman factores internos propios de cada industria.
Vino
Con un derrumbe en el consumo interno del 13,1% en el primer cuatrimestre -comparado con el mismo periodo del año anterior- la industria vitivinícola sufre la crisis de consumo más grande de los últimos 22 años.
Los brindis con vino se redujeron notablemente este año.
El descenso más pronunciado hasta la fecha había sido en el 2004, cuando el consumo interno se redujo 8,7%, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino y la Coviar (Corporación Vitivinícola).
Además del contexto inflacionario que afecta al bolsillo del público y a los insumos de las bodegas, y a la obvia pérdida general de poder adquisitivo, este año se sumó otro factor de peso: una cosecha escasa de la mano de factores climáticos adversos, que subió el precio de la uva.
"Si bien la caída es generalizada en el rubro, para los vinos la situación es aún más compleja porque el factor determinante sigue siendo el precio", le señaló Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, a Radio Mitre. "Hoy los precios del vino son altos y las bebidas sustitutas ganan mercado. No hay un porcentaje, pero sí notamos una mutación en cuánto al consumo que impulsa a las bebidas gaseosas, al menos en tiempos de crisis económica".
Cine
La caída de espectadores en el cine, el año pasado, fue de 2,6%. Y en el 2017, las cifras -aunque levemente mejores- no son nada alentadoras.
El descenso en corte de entradas de cine fue de casi un millón.
Así, el mes pasado fue particularmente alarmante: se cortaron 3.345.333 de tickets en todas las salas del país, mientras que en el 2016, mayo arrojó una venta récord de 4.510.437.
Incluso la recaudación fue menor: los 360 millones de mayo del 2016, se recortaron en 27 millones, incluso con una entrada cuyo promedio de precio subió de 80 a 100 pesos.
Cerveza
Según datos revelados en abril, mientras tanto, la industria de las cervezas cerró el 2016 con pésimas noticias: el consumo bajó hasta asentarse en los 41 litros per cápita, cifra que no se registraba desde 2007. En este caso, el auge de las cervecerías artesanales no hizo más que ahondar los efectos de la inflación.
El consumo de cerveza descendió a niveles de 2007.
La caída fue particularmente dolorosa porque rompió con una racha previa de buena performance. Luego de años de crecimiento constante, en 2011 y 2012, se alcanzó el consumo per cápita record de 45 litros.
La tendencia en baja es incluso mundial: el mercado global de cerveza se contrajo un 1,8% en 2016, según el Registro Internacional de Vinos y Espirituosos.