31 Agosto de 2018 18:21
Las maniobras de los supermercados para subsistir a la caída de ventas, producto del deterioro de la capacidad del gasto y de la embestida del dólar, se agotan, y las cadenas más importantes comienzan a achicar su estructura para redireccionar sus negocios.
Tal el caso de la norteamericana Walmart que acaba de desprenderse de sus 12 tiendas de cercanía y de su hipermercado ubicado en el Dot Baires Shopping.
"La decisión obedece a la estrategia de la compañía por concentrase en sus activos clave para desarrollar su operación en el país", dijo la filial local a través de un comunicado.
La filial de Walmart en el Dot debió ser cerrada por sus malos resultados financieros.
Lo cierto es que las tiendas de cercanía funcionaban en distintos barrios de la ciudad desde hace diez años, aunque oficialmente indicaban que sólo se trataba de una "prueba piloto tendiente a evaluar eficacia de abastecimiento logístico, rendimiento económico y conveniencia para los clientes".
Lo cierto es que en la Argentina en el primer semestre del año, el nivel de consumo era igual al peor momento de 2017, según el estudio de Consumer Insight que realiza la consultora Kantar Worldpanel. Debido a ello la canasta de consumo masivo cayó un 2% en volumen en junio, algo que no pasó desapercibido en las grandes cadenas de supermercados.
A partir de esta situación, son 212 los empleados de Walmart que se ven afectados por los cierres. Sin embargo, la empresa llegó a un acuerdo con la cadena Día% para el traspaso de sus 12 tiendas de cercanía. De este modo un gran porcentaje del personal será absorbido por la compañía de origen español. Aunque aún no se sabe el destino de quienes trabajaban en la sucursal del shopping del barrio de Saavedra.
La cadena Día% se quedará con los activos físicos de los que se desprendió Walmart.
"Desde su apertura, y pese los diversos esfuerzos e iniciativas por mejorar la operación, la tienda en cuestión no obtuvo resultados positivos, llegando al punto de registrar pérdidas por más $40 millones sólo en el último ejercicio fiscal", admitió la empresa.
Debido a esto habrá una redefinición del negocio, donde se concentrarán en la cadena de conveniencia Changomás, bajo la cual abrirán dos nuevas sucursales; así como el fortalecimiento de su pata on line con su plataforma de eCommerce y acuerdo con aplicaciones de distribución de sus productos.
Los primeros coletazos
A principios de abril la cadena de supermercados Carrefour comenzó a atravesar uno de sus peores momentos en la Argentina.
Con ventas en caída desde hacía tres años, la autoridades locales decidieron presentar un Proceso Preventivo de Crisis que dio como resultado la reducción de personal y cerró algunas de sus sucursales. Actualmente unas 750 personas se encuentran en proceso de retiro voluntario
En los últimos dos años la firma despidió unos 800 empleados, lo que comenzó anticipar este "plan achique" que todavía pone en vilo sus operaciones.
Carrefour fue el primero en sentir la sacudida de la caída del gasto.
La cadena llegó al país en 1982 y según el último registro difundido en 2015, su facturación se elevaba a $ 46.1 mil millones.
Una crisis anunciada
La proyección del año para el consumo masivos se encuentra afectada principalmente por la caída del salario en términos reales que crece por debajo de la inflación, teniendo un fuerte impacto en la base de la pirámide.
"En los últimos cinco años en Argentina, siempre que el salario perdió poder de compra, el consumo masivo se vio inmediatamente afectado”, indicó Federico Filipponi, director de Kantar WorldPanel teniendo en cuenta los cambios en las expectativas macroeconómicas recientes.
Con los salarios por debajo de la inflación se reduce el gasto en productos de consumo masivo.
Por caso, un hogar de nivel bajo inferior -el nivel más bajo, 17% de los hogares argentinos- destina el 57% de su ingreso a consumo masivo. Es así que sí sus ingresos crecen debajo de la inflación, su único camino es consumir menos productos básicos.
Pero el salto cambiario y de las tasas de interés, con una inflación que se acelera y el ingreso a una recesión que se avizora que continuará durante 2019, pone aún más en jaque al sector.
Precisamente la volatilidad cambiaria de las últimas semanas cambió las expectativas de los centros de compras que comienzan a actuar a la defensiva ante esta crisis.
Los principales proveedores de los supermercados, como Unilever, Molinos y Aceitera General Deheza, decidieron suspender la venta de productos en forma temporal hasta que el panorama cambiario se aclare.
Por el precio del dólar Unilever decidió dejar de entregar productos.
"Vivimos la situación de incertidumbre. No hay precios ni parámetro de cuánto cobrar para no perder. Los proveedores no saben si con ese precio podrán reponer mercadería. Tampoco pueden stockearse. Los supermercados más chicos no tenemos la disponibilidad que tienen los hipermercados para acumular productos en depósitos de gran dimensión", explicó la representante de la Cámara de Supermercados Chinos, Yolanda Durán.
“No son solo los alimentos. Los fabricantes de bolsas no están cotizando ni entregando productos”, explicaron en una cadena.
Los supermercados ya reciben nuevas listas de precios.
Según Fernando Aguirre, vocero de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), la falta de entregas afecta “no sólo a los alimentos, sino también a casi todas las categorías de productos, especialmente a los bienes importados, en los que se paró completamente”.
Por otro lado, con la divisa verde por encima de los $37, las cadenas empezaron a recibir nuevas listas de precios con subas de entre 5 y 10 por ciento.