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Entrevistas

Ilena Hochmann en BigBang: la historia de una artista que une a Brasil y Argentina

Su obra estará expuesta en Rosario y en la embajada de Brasil. 

18 Junio de 2023 08:00
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Ileana Hochmann es una artista visual argentina, nacida en Buenos Aires en 1945. Inició su carrera profesional con apenas 16 años en los talleres del Museo de Arte Moderno, de Río de Janeiro, para continuar en la Escuela Nacional de Bellas Artes y la Escuela de Artes Visuales de Parque Lage, de la misma ciudad.

 

Con su mirada juvenil y juguetona. No puede dejar de ver arte en las paredes, en las tapas de medidores de luz o en telas y sillones. Esa mirada la ha mantenido activa y vibrante en sus 60 años de relación con las artes. Explora la fotografía con teléfonos móviles con la misma ansiedad con la que ha explorado la serigrafía, la pintura sobre tela o el uso de transparencias. Es, en esencia, artista.

Su interés por la cultura, el arte, la identidad personal (carioca, argentina y judía) y la identidad social están presentes en su trayectoria: un trabajo autorreferencial que reconoce el contexto en el cual se inscribe su discurso. El deseo genuino por la experimentación y la innovación la acompañaron desde sus inicios. Su obra muta, para adaptarse a las posibilidades plásticas y estéticas contemporáneas.

Con una vasta trayectoria, sus exposiciones y muestras (individuales y colectivas) recorren el mundo hasta el presente. Su trabajo fue recibido por: Alemania, Italia, Dinamarca, Francia, Brasil y Argentina. Entre ellas se destacan: GRITO y Una(S)+ en Oi Futuro, en Brasil; Língua Falo Lengua, en su regreso a Argentina y SUB_19 en el Palacio Pamphilij, en Roma Además, sus obras forman parte de la colección de grabado más grande de América Latina y de importantes colecciones particulares nacionales e internacionales.

La transmutación expresivo-corporal, que la caracteriza, no es indiferente al espectador:cuando percibe esta provocación, ya se encuentra inmerso y siendo parte de la performance de la artista. Su obra podrá verse/disfrutarse/apreciarse en Argentina en dos instancias. En principio, en Rosario, en Circa (España 768), cuya inauguración será el jueves 29 de junio a las 19 horas. Por otra parte, desde el 2 de noviembre al 27 de diciembre, la artista presentará Terceira Margem, Retrospectiva 60 años, en la sede de Palacio Pereda, en la Embajada de Brasil. Esta exhibición reunirá una selección de más de 80 obras, entre las que se incluyen: dibujos, serigrafías, textiles, objetos, fotografías y videos, realizadas desde los años 60 hasta la actualidad. Este proyecto busca visibilizar la estrecha relación cultural entre Argentina y Brasil a través de su mirada y experiencia personal.

 

-Con tantos años de relación con el arte, ¿qué diferencias hay entre la actualidad y sus comienzos como artista?

-A raíz de un gran proyecto en el que estoy trabajando actualmente -una muestra retrospectiva-  estoy reviviendo/revisitando todo el universo de estos 60 años de trabajo, y me doy cuenta de que mi relación con el arte ha sido desde el inicio y hasta el presente, una postura con connotación política, irónica, a veces desde el humor o desde lo visceral, pero siempre en relación al contexto social en que vivimos.

Una actitud desafiante, irreverente, en relación a la sociedad. De alguna manera uno siempre habla de lo mismo, pero de una forma nueva, mantiene la mirada atenta. Pienso que la diferencia la va marcando tu experiencia en la vida, y las diferentes técnicas o dispositivos que incorporo en función de que la obra se adapte/adecúe a la contemporaneidad, y del mismo modo es la contemporaneidad la que me sugiere los recursos, técnicas y dispositivos.  Como decía el gran curador Reynaldo Roels: la técnica sirve para que uno pueda olvidarla.

 

-Es una experta en explorar con diferentes elementos, ¿hay alguno que sea su favorito hoy? ¿por qué?

-La propuesta que elegí desde el principio durante el largo período en que residí en Río de Janeiro, luego de mis comienzos con el dibujo, fue la técnica de serigrafía no convencional, que rompe con la función de la mera reproducción y repetición de una matriz. Para mí la serigrafía fue en ese momento la técnica más contemporánea ya que me permitía imprimir sobre cualquier tipo de superficie, ampliando posibilidades en mi obra, experimentando sobre fotografías, acetatos y otros materiales que me conducen a la tridimensionalidad y a la instalación.

La fotografía, más que preferida, es la herramienta que elijo hoy como punto de partida. Aunque ella está presente desde siempre en mi obra, hasta hace poco tiempo estaba/la dejaba en manos de fotógrafos (excelentes) con los que trabajaba en conjunto. Durante la pandemia sucedió un gran cambio en varios aspectos, en cuanto a los dispositivos y el modo de trabajo, que pasó a ser solitario y a la vez totalmente nuevo para mí: Al encontrarme en aislamiento absoluto en mi departamento y sin otras herramientas disponibles, comencé a tomar fotos con la cámara del celular. De todas estas capturas surgió una extensa y muy fértil serie de fotografías y videos (cuya primera parte se llamó Desnudez), que luego fueron disparadores de futuras exposiciones y otros proyectos, como Oratorios/El Camino de San Telmo y los Mantos en los que continúo trabajando actualmente.

 

-¿Dónde encuentra inspiración? ¿Cómo transita su proceso creativo?

-Encuentro inspiración en la mirada atenta, en una constante observación que busca, una mirada que siempre fue “extra-ordinaria”, una mirada de artista.

La inspiración surge a partir de las circunstancias, de encontrar algo que ya existe, y siempre disponible a integrar el azar, a lo que sucede en la medida que voy trabajando. No programo con anticipación, el encuentro con algo que de alguna manera la mirada registra y elige, y a partir de ahí se desarrolla, para transformarlo en obra.

A modo de ejemplo: En las primeras salidas luego del aislamiento por la pandemia, en el camino que va desde mi casa al taller, me encuentro con huecos en las paredes de las calles, son cajas de luz donde la energía ha sido cortada. Estos espacios abandonados me interpelan.

Encuentro belleza en los tonos del material deteriorado, las texturas de lo que se ha derrumbado, los arcos de medio punto de estos espacios abandonados, que ofrecen un escenario para la creación de una suerte de altares habitados por mis “venus”, algunas de las figuras femeninas que vengo atesorando a través de los años. Con sus poderes simbólicos, arquetípicos de lo divino femenino, anidan en ellos y de ese modo los resignifico transformándolos en “oratorios” efímeros en el espacio público.

Este proceso creativo es para mí una acción poética de transformación y resistencia, como una redención, reconectando con la vida después del corte de energía vital al que nos ha expuesto la pandemia y el aislamiento de los cuerpos. Esta serie se llama Oratorios/El Camino de San Telmo y hace referencia al Camino de Santiago: hago del recorrido cotidiano mi propia peregrinación, en el camino de mi casa a mi templo, es decir, mi taller.

-Hábleme de lo que usted define como “arqueología poética” y cuál es su función en el arte.

-Me refiero a Arqueología poética en el sentido de la indagación profunda, al atravesar las capas en un ida y vuelta a través del tiempo. En palabras de Giorgio  Agamben:  “...el mundo antiguo, al llegar a su fin, se vuelve para reencontrarse, con sus inicios; la vanguardia, que se perdió en el tiempo, persigue lo primitivo y lo arcaico. Es en este sentido que se puede decir que la vía de entrada al presente tiene necesariamente la forma de una arqueología”.

Por un lado, esta metodología me ha llevado a reelaborar mis propias obras de un pasado lejano o cercano, a superponer lenguajes e intervenir en estas “capas” de lo temporal.

Por otro lado, hay algo en mi mirada que con frecuencia se dirige a lugares abandonados, que ya no cumplen una función de utilidad, que ya no producen, que serían desechados, que se consideran restos. Me interesa recurrentemente a lo largo de mi carrera, resignificar, revitalizar los restos que esta arqueología me trae.

Uno de estos casos se da en el Palazzo Pamphilij en Roma, donde realicé la exposición  SUB_19 en 2012: En el subsuelo, sus pasillos bajo tierra, oscuros, abandonados, contienen una historia. En esta muestra las fotografías en grises y colores terrosos de este lugar que fue algo que ya no es, son traídas a la superficie a través de un procesamiento que las transforma en blancas, se revelan imágenes de un subsuelo expuesto a la luz solar, iluminando eso que estaba oscuro, olvidado, abandonado.  La serie de Oratorios... tiene un proceso parecido: huecos abandonados resignificados, transformados para que tomen una nueva existencia, a través de la mirada, intervención y registro de una artista.

 

-¿Qué deseo le gustaría cumplir en el corto o en el largo plazo?

-A corto plazo deseo que se concrete la Retrospectiva en la que estamos trabajando, una muestra que reúne obras de distintas etapas de mis 60 años de trayectoria en el arte, con el apoyo de una gran curadora brasileña, Maria Arlete Mendes Gonçalves y los textos de Fabiana Barreda, específicamente en un espacio cultural que conecta a Argentina y Brasil: la galerías del Palacio Pereda - Embajada de Brasil.

Esto tiene un sentido muy especial para mí ya que desde que volví a vivir en Buenos Aires estoy constantemente creando un puente entre las dos ciudades de donde me siento parte: Buenos Aires y Rio de Janeiro. 

A largo plazo, mi deseo es realizar una muestra en el Museo de Arte Moderno de Köln, Alemania y en la ciudad de Oporto en Portugal.