por Maia Had
10 Septiembre de 2023 08:00La música convierte a la gente y esto le sucedió a Yamir Antiman en el momento menos pensado. Desde chico estaba involucrado en el mundo artístico por su abuelo que tocaba el bandoneón y su papá que era folkorista, pero su faceta musical se despertó en plena pandemia y cuando estaba privado de su libertad en una Unidad Penitenciaria.
En el momento de la cuarentena, a los presos se les restringieron las visitas para evitar la propagación del virus, por lo que desde el Gobierno habilitaron que se les provea de celulares para poder comunicarse con sus familiares. Revisando el móvil que le entregaron, Antiman encontró una aplicación para grabar música y gracias a eso sintió que nació una nueva persona.
Sus compañeros de celda lo incentivaron a subir sus grabaciones a Youtube, logrando tres millones y medio de visualizaciones y un montón de mensajes positivos de sus oyentes. Después de 15 años detenido, Antiman está rehaciendo su vida y espera que todos aquellos que se encuentren en un momento difícil puedan escuchar sus canciones e inspirarse a no bajar los brazos.
-¿Cómo fue tu primer acercamiento en la música?
-Desde chico, nunca tuve la oportunidad de abocarme a lo que es la carrera de la música por otras cosas, cosas de la vida, de estar en una situación económica muy baja entonces las necesidades opacaban las ganas de hacer arte y teníamos que preocuparnos más en otras cosas. Trabajamos todos juntos en familia, se complicaba la posibilidad de poder tener un abordaje hacia carrera artística.
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-¿Cómo empezaste con la música cuando estabas detenido?-En el momento que se me permitió tener un teléfono celular, y al no haber actividades educativas, había una aplicación de música, ya estaba instalada y empecé a desahogarme. Comencé grabando alguna que otra cosita en ese secuenciador, pero sin intenciones de nada, simplemente para pasar el tiempo y a medida que lo iba haciendo me iba llamando la atención porque parecía que sonaba bien, entonces empecé a crear pequeñas partecitas de un tema de música. Las grababa con un manos libres y se las enviaba a mis amigos. Luego de recibir la devolución de ellas, les había gustado lo que estaba creando, entonces empecé a meterme con más seriedad.
Escribí un tema completo y lo grabé. Para lograr la acústica me sentaba en la cama y me tiraba un acolchado encima, de esta forma se grababa prolijo. Cuando terminé el tema, se los envío a mis amigos y les gustó mucho lo que había hecho. Uno de mis amigos me creó un canal de YouTube y me dijo que lo suba. Yo tenía vergüenza, no era mi intención ponerme a hacer música, simplemente estaba canalizando toda la problemática por la que yo estaba viviendo en ese momento.
De alguna manera el arte a mí me hizo salir de todo ese pozo depresivo y pude canalizar todas las energías del día en la música. Decidí subirlo a YouTube y empecé a tener una devolución del público porque el tema se fue pasando entre los chicos que convivían conmigo en el pabellón y así mismo, del afuera. Empecé a recibir un montón de comentarios de que a la gente le gustaba y así fue que me puse a componer el segundo tema.
Luego del segundo tema me hicieron contacto con un amigo que trabajó en el periodismo, y así empecé a recibir pedidos para hacer notas o entrevistas. Además de llamarme como me llamo, también me decían 'artista' y eso me gustó mucho. Encontré un camino, algo que se me adhirió a mi vida.-¿Cómo aprendiste a hacer música adentro de la prisión?
-Si hay algo que te sobra adentro del penitenciario es tiempo. Fui viendo tutoriales de cómo poder grabarme, de lo que era una grabación, y encontré un montón de instrumentales en Internet, que eran gratuitas, para para poder usar. Gracias a los tutoriales y leer mucho en Internet pude aprender.
-¿Cómo grabaste tu primer videoclip en la cárcel?
-El primer videoclip se dio después de haber subido tres o cuatro temas a YouTube. No se me conocía la cara y, de alguna manera, la música que yo hacía, el área de los videoclips era como que muy fundamental. Pero yo no podía hacer era videoclip porque no tenía los mecanismos adentro de la cárcel, pero sí tenía un celular. Era otro desafío: si se iba a ver bien, si se iba a ver mal, o si iba a ser aceptado.
Hablé con el grupo de amigos que tenía adentro del pabellón y les conté la idea que tenía, los chicos no dudaron en ayudarme en apoyarme eso. Quedamos en una performance de que parecía ser en un barrio, pero era dentro de un patio un pabellón. Lo filmamos con un celular y el que filmaba tampoco la tenía clara, pero entre todas las filmaciones que pudimos hacer, salió alguna que otra bien.
Contraté a un editor que me lo pagó mi familia y el primer videoclip lo hice en colaboración con dos artistas de afuera. Hice una convocatoria en un barrio y asistieron un montón de personas, entonces se logró fusionar las imágenes de la cárcel con las imágenes de afuera. Tuvo mucha devolución del público positiva.
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Me empecé a hacer Instagram, Facebook, todo relacionado a mi nombre y a mi canal de YouTube y empecé a interactuar con la con la gente del afuera. Antes de eso no tenía mensajes, llegado ese momento, el teléfono se me explotaba. Eso me hizo sentir vivo, pude aprovechar el tiempo que comúnmente es un tiempo muerto. Hoy puedo decir que el tiempo más valioso del penitenciario fue la etapa de la música.¿Cuándo se te otorgó la libertad qué fue lo primero que se te vino a la cabeza con respecto a la música?
Cuando salí estaba en el tema de la música estaba un poquito más canchero. Había hecho un montón de videoclips entre la cárcel y también había logrado que artistas vayan a grabar conmigo un videoclip adentro de un patio de visita del penal, entonces yo ya salí con un contrato de música.
Hoy en día vivo de la música, me sostengo en relación a las reproducciones y los shows que doy, así que agradecido con el camino que me tocó transitar en esta etapa nueva que estoy viviendo. La música a mí me dio me dio otra vida, me cambió la vida en su plenitud. Si me preguntas puedo decirte libremente que yo soy un artista y que vivo de lo que me gusta.
¿Sobre qué temas compones y en qué te inspiras?
En la etapa de detención evocaba mucho a lo que era música que profundizaba en temas sociales. Le hice un tema a los nenes con autismo con la intención de poder aportar y concientizar y poder aportar desde el arte una ayuda para la gente que es invisibilizada. Era algo que teníamos en común: yo era un artista en la cárcel y también me costó mucho poder conectar con otros artistas de afuera, de alguna manera te hace parte de esa invisibilidad. A nosotros nos cuesta el doble poder llegar al ser un logro o terminar un proyecto.
Básicamente las letras que hacía desde la cárcel eran de desahogo y también rap de protesta. Hoy en día ya viendo lo que es la música desde afuera, y yo con la intención de querer vivir de eso, observando al mercado musical, me vi con el deber de crear temas con la intención de hacerlos sonar en un boliche. Estoy haciendo temas relacionados al ambiente de la discoteca, para poder meterme en el comercio musical, y así poder ser contratado para dar shows.
-¿Qué te enseñó la música?
-La unidad. Que a través de la música se pueden crear puentes de conexión a un montón de gente. La música me enseñó que atraviesa cualquier clase social, en mi vida atravesó los muros de la cárcel. Yo salí, de alguna manera, mentalmente del encierro físico que vivía para tener una libertad mental y poder conectar con lo demás como si estuviera en libertad y solamente con arte y con música. Logró la sanación en mí.
-¿Cuál es tu mayor sueño relacionado a la música?
-Poder hacer público mi caso de vida porque creo que, repasando todo lo que viví, con la música pude tomar un poco de conciencia. Quiero ser un instrumento para despertar las ganas en alguien más de poder salir de esas oscuridades, que no solamente te la da la cárcel. Poder motivar a un montón de pibes que están pasando por problemas u otras cuestiones y vean reflejados que hay una persona que logró imponerse desde un lugar con inferioridad de condiciones, pero con gran voluntad.
El Yamir de antes también es una persona que se hizo a base de un montón de cosas y creo que para ser la clase de persona que soy hoy en mi vida, tuvo que haber vivido todo lo que vivió. Lo saludo y lo despido, porque es algo que quedó en el pasado, pero también es gran parte del presente, es una etapa que se cerró. Es algo que nunca más voy a volver a ser, pero no tengo nada para reclamarle.