Desde el comienzo de Gran Hermano, el público tiene en claro una cosa: Marcos Ginocchio es el más fachero, el más callado y su estrategia es una incógnita. El salteño es amigo de Thiago Medina y de Agustín, alias Frodo, y sus fans quieren que tenga un romance con Julieta Poggio. Pero en la casa, tiene una admiradora que quiere conquistarlo.
Se trata de Camila Lattanzio, la joven de 21 años que ingresó hace tres semanas y causó estupor por su comportamiento parecido al de Victoria Xipolitakis en sus comienzos. Lo cierto es que la chica que suele limpiar y cocinar en bikini y con tacos, quiere conquistar a Marcos.
Pero el primo no le da bola. Así que por eso, la chica le fue a pedir ayuda a Thiago. "Me parece lindo El Primo y quiero activar en algún momento, pero todavía no", le dijo Camila. Entonces, él le dijo: “Sí, ya me di cuenta que te gusta”. Y ella sumó: "Tampoco gustar, me parece lindo... Demasiado". Entonces le preguntó: "Vos que sos hombre, ¿qué me recomendarías?". Y Thiago le respondió: "No sé, el primo es muy difícil".
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Tras esa respuesta, Camila puso manos a la obra. En la tarde, mientras Marcos descansaba en la habitación, muy cerca de un cama en la que estaban Julieta y Daniela, Camila lo encaró. Pero de una forma extraña. Primero le tiró un almohadón. Entonces él le devolvió el golpe. Con tan mala suerte que le pegó en la cara. Ella hizo que lloraba y él se acercó. Pero solo para levantar una lámpara que había tirado.
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“Pensé que te iba a abrazar y pasó de largo”, le dijo Daniela. El joven ni respondió. Pero al otro día, Camila lo atacó de nuevo. Fue cuando Marcos se enteró, por parte de Romina, que la rubia se lo quería levantar. “Le gustás. Nos habló a nosotros. ¿A vos te gusta?”, le preguntó la ex diputada. Él no respondió.
Minutos después, Camila se acercó a Marcos por detrás, justo cuando él descansaba. Al borde de la pileta empezó a acariciarle la espalda. Mientras tanto le hablaba bien cerca de su oído. Pero él se notaba que estaba muy incómodo. Por eso, se dio vuelta y mirándola a los ojos le dijo: “No me toque más la espalda”.