09 Julio de 2016 18:13
Eran 14, tenían 28 manos, gozaban de 24 horas por delante, pero una vez más los participantes de Gran Hermano perdieron la apuesta semanal: cocinar 1.500 empanadas para repartir entre cuatro comedores. Pero, esta vez, jugaron con la esperanza ajena.
Es que no sólo no prepararon la cantidad solicitada sino que se comieron 40 empanadas que esperaban 250 chicos de Lomas de Zamora.
"Demostraron tener cero compromiso con el otro", afirmó dolida ante BigBang Valeria Ramírez, la encargada del Comedor "Saquemos a los chicos de la calle", al enterarse de que los participantes se comieron cuatro decenas de empanadas destinadas a los comedores comunitarios.
Lo cierto es que más allá de no completar la prueba semanal, la producción del reality se comprometió a entregar las empanadas el martes que viene; pero este último dato no lo saben los participantes aislados de la casa, lo que marca que en todos ellos prevaleció el egoísmo antes que la solidaridad.
La actitud reprochable, incluso, despertó el enojo de Gran Hermano.
Es la segunda vez que Gran Hermano lleva adelante este tipo de desafío. El año pasado pudieron alcanzarlo, pero los particpantes de esta nueva edición se caracterizan por perder casi todas las pruebas semanales.
Los otros comedores que recibirán las empanadas son: "Un lugar en el mundo", "Caricias de Dios" y "Las tejedoras".
Saquemos los chicos de la calle
El comedor ubicado en la calle General Conesa 204, del barrio Villa Centenario, en la localidad de Lomas de Zamora, lleva ya tres años abierto. Más de 60 chicos cuentan allí con su merienda de lunes a viernes y su cena día por medio, pero, según la encargada, "la crisis provocó que ahora también se queden sus madres y hasta bebés recién nacidos".
"Saquemos a los chicos de la calle" es uno de los cuatro comedores que recibirán las empanadas.
Sin embargo, los tarifazos en las boletas de luz y gas provocó que el comedor tuviera que comprar menos mercadería para estar al día con los servicios públicos. "Nos toca: antes pagábamos $ 100 de luz, pero ahora, $450; y antes eran $ 300 en garrafas en total, pero ahora, $ 600 por mes", saca las cuentas Valeria.
Todo a pulmón
"La municipalidad nunca nos dio un peso, Martín Insaurralde nunca nos visitó", recuerda la encargada. "Hacemos todo a pulmón: los voluntarios trabajan ad honorem y la comida la compramos con las donaciones de los vecinos", aclara. Eso sí: una vez al mes, la secretaría de Desarrollo Social local aporta bolsones de alimentos. También la filial de River Plate.
Más de 60 chicos meriendan de lunes a viernes en el comedor del barrio Villa Centenario.
Leche en polvo, azúcar, yerba, fideos y arroz son lo que más se consume en el comedor que Valeria lleva adelante en la casa que una vecina del barrio les prestó hace ya más de un año. Una casa que, lógicamente, no cuenta con el confort de la de Gran Hermano, pero que, a pesar de los "hermanitos", respira solidaridad por todas partes.