Desde que puso un pie afuera de la casa más famosa del país, Alexis Quiroga, más conocido como “el Conejo”, vive un tsunami de exposición. Para el cordobés de 29 años, que hasta su entrada a Gran Hermano trabajaba en una fábrica familiar, todo es nuevo. “Salir y encontrarme con el cariño y el amor de la gente es una locura. Algo inesperado para mí”, describe el ex hermanito a BigBang.
De acá para allá, dados sus compromisos con el canal que emite el reality, el “Cone” todavía no se reencontró con su gente. “Hoy estoy manejándome mucho con Coti (Romero), porque mi familia está en Córdoba trabajando. Nosotros tenemos una empresa familiar chiquita en la cual se sigue trabajando y está mi viejo abocado a eso. No pude ir a verlos todavía debido a la gran demanda laboral. Pero primero está esto, que es lo que tanto me costó y darle para adelante”, asegura.
-¿Te costó mucho que se te diera una oportunidad así?
-Sí, calculá que soy de un pueblo de 14 mil habitantes. La distancia, lo que conlleva económicamente. Y me he anotado en un casting de más de 6 millones de personas. Lo que se dio es una locura.
-Fuiste uno de los grandes estrategas dentro de la casa. ¿Ahora que estás afuera, pensas que la gente ya no compra ese juego?
-Yo creo que la gente se está dando cuenta que es un juego, pero que adentro hay personas también y están votando más por eso.
-¿Cambió tu percepción sobre los posibles ganadores desde que saliste de la casa?
-No, sigue siendo la misma. Creo que Marcos sigue perfilado como siempre. Romi, “Ju” también. Lo único que me cambió un poco ahora es Alfa, siento que en cualquier momento puede llegar a caerse. De hecho, cada día está cometiendo más errores por su forma de ser. Así que no veo otros candidatos más que ellos tres.
-¿Cómo fue el reencuentro con Thiago, después de que te nominara en la casa? ¿Lo recibiste con los brazos abiertos?
-Tuvimos una linda charla donde hubo lágrimas y emoción. Pero fueron no más de 10 minutos por los tiempos. Traté de tranquilizarlo y decirle que no creyera que estoy enojado.
-¿No quedaste enojado?
-No. Duele en el momento, pero después uno se da cuenta de que es un juego. A mí con 29 años me toca con una madurez distinta y se cómo enfrentarlo.
-Dijiste que si ganabas el premio lo hubieras compartido con él...
-Exactamente, es lo que habíamos acordado con Coti adentro de la casa que gracias a Dios no salió, porque no queríamos usarlo como juego. Pero no se dio.
-¿Te identificaste con la historia familiar de Thiago?
-Sí, con solo decirte que yo hasta los 8, 9 años no supe lo que era un buen plato de comida. Pero gracias al sacrificio de mis viejos hoy tengo un techo, todos los días me doy un baño de agua caliente, tengo un plato de comida en mi casa, pero él no. Entonces mi objetivo era otro.
-¿Cómo es vivir el amor con Coti en una etapa donde las cámaras y los micrófonos ya no juegan? ¿Están conviviendo?
-Un alivio. Se pueden hablar más cosas personales que por ahí uno no expone tanto. Esas famosas charlas que uno quiere tener y no puede. La verdad que fue hermoso después de tres meses, algo único. No convivimos. Coti está con su familia y yo solo en un departamento, pero estamos todo el día juntos.
-Revelaste que uno de los complots con ella fue el lenguaje en clave debajo de las sábanas.
-Sí, fue algo que se nos dio, pero jugando. Escribiéndonos boludeces en la panza y ahí le agarramos la mano y dijimos: vamos con las iniciales, con las letras.
-¿Ya tenes propuestas laborales en dupla con Coti?
-Sí, inmensas. Hemos tenido propuestas hasta en Uruguay, Chile, Brasil. Nos han regalado un viaje ahora con propósitos laborales. Una inmensidad, que uno no tenía en mente, pero ahora a ponerles el pecho y afrontarlas.
-¿Por ejemplo?
-Hay teatro, presencias, cosas televisivas. Es más o menos lo que yo quería. Me gusta la actuación y me gustaría mantenerme en los medios.
-¿Qué se siente que la gente que no te conoce te llame “Conejo”, con toda la familiaridad del mundo?
-Es increíble. De todas las edades, hasta nenas de 4 años llamándome así. Uno no está acostumbrado y es una mezcla de todo. Felicidad, orgullo... es inexplicable.
-¿Ya perdiste el pudor en relación a tu apodo?
-Sí, ahora que lo dije en tele ante millones de personas, ya está. Le debo un montón a la gente.