18 Febrero de 2025 10:44
![Martina Pereyra, participante de Gran Hermano](https://statics.bigbangnews.com/2025/02/crop/67b48e5abe048__400x300.webp)
Gran Hermano nunca decepciona en su rol de fábrica de controversias, y esta vez no fue la excepción. La reciente decisión de la producción y la familia de Martina Pereyra de ocultarle la muerte de su abuela generó un intenso debate sobre los límites éticos del reality. ¿Hasta qué punto puede la televisión decidir sobre el dolor ajeno en nombre del show? El periodista Ángel de Brito encendió la mecha al revelar que Martina, quien viene mostrando signos de angustia dentro de la casa, no fue informada del fallecimiento de su abuela. La justificación oficial es que la noticia solo la afectaría negativamente sin posibilidad de acción.
Sin embargo, la polémica estalló: mientras algunos defendieron la decisión como un intento de protegerla, otros la señalaron como una cruel manipulación emocional. En el reality donde todo se negocia por estrategia, la producción parece haber decidido que algunas emociones simplemente no son rentables. De Brito se mostró tajante: "Se muere un familiar tuyo, solo vos sabés qué te puede pasar con esa noticia". En Gran Hermano, sin embargo, hasta el duelo se gestiona con calculadora en mano.
De acuerdo con el conductor de LAM, la abuela de Martina "participaba del programa, porque iba a la tribuna y estaba presente". Pese a esto, a la participante "no le avisaron". "Hasta donde yo había hablado con la producción, por otros episodios anteriores, antes de entrar a la casa, a los chicos se les pregunta: 'Si pasa algo con algún familiar, algún tema de salud, ¿querés saber o no querés saber?'. Y los chicos responden por sí o por no", detalló De Brito.
Y agregó: "Después, más allá de los chicos, hay una decisión de la familia de decir: 'Che, yo quiero que le digan porque esto no estaba previsto, no estaba en los planes...'. Hay imponderables que tienen que ver con la salud o con un accidente, son cosas que no se pueden prever. Entonces ahí decide el que está afuera, no el que está adentro, que no tiene la información. En este caso, falleció la abuela de Martina".
Federico Bongiorno contó que habló con la hermana de Martina, quien terminó confirmándole la triste noticia, y detalló que también abordaron el tema sobre la decisión que había tomado la familia de no contárselo a la participante de GH. "Y fue motivada más que nada porque ella no está pasando un buen momento en la casa, está angustiada por varias cosas. Y sentían que darle esta información, que es imposible de revertir porque no hay nada que hacer, sino que además le podría traer un stress adicional por algo que no se puede resolver. Es una decisión de la familia", remarcó el panelista.
Para Bongiorno, la familia "siempre decide". Además, expresó: "Para mi tiene sentido la decisión", a lo que De Brito, contundente, remató: "¿Cómo tiene sentido? Se muere un familiar tuyo, solo vos sabés qué te puede pasar con esa noticia". Lo cierto es que si algo faltaba para que la tensión se disparara, llegó Lucía "Luchi" Patrone, influencer, modelo y novia de Lauty Gram. Su ingreso no solo generó una ola de especulación, sino que además desató una tormenta de celos que tuvo a Martina como protagonista involuntaria.
El momento más llamativo ocurrió cuando Luca, al ver entrar a Luchi, tuvo una reacción digna de novela: ojos desorbitados, manos a la cara y una fuga rápida del lugar. Una reacción que encendió todas las alarmas de Martina, quien en segundos mostró su incomodidad. Horas más tarde, Luca saludó a Luchi con un abrazo breve, pero Martina ya estaba atenta a cada movimiento, su expresión era un libro abierto de fastidio y sospecha. Pronto, los rumores dentro de la casa comenzaron a correr: ¿Luca y Luchi tenían un pasado oculto? Él intentó disipar dudas con Brian y Lourdes, asegurando que solo la conocía de antes, pero su actitud evasiva no convenció a muchos.
Gran Hermano sigue funcionando como un experimento social en el que los sentimientos se convierten en herramientas para el entretenimiento. Ya sea la omisión de una tragedia familiar o la inyección de nuevos personajes explosivos, todo parece responder a la lógica de la televisión: maximizar la audiencia, sin importar el costo emocional de sus jugadores. En la casa más famosa del país, todo se mueve por conveniencia. Y si bien algunos participantes juegan por estrategia, la verdadera partida se juega desde afuera, con una producción que decide qué emociones son aptas para la pantalla... y cuáles no.