Claudio Di Lorenzo, participante de la actual edición de Gran Hermano, generó polémica tras presentarse como defensor del "terraplanismo", una teoría arcaica y desmentida hace siglos -y hasta el hartazgo-, pero reavivada por conspiracionistas modernos. Su inclusión en el programa y las declaraciones que hizo dentro de la casa más famosa del país no solo evidencian su desconocimiento científico, sino que ponen en debate la responsabilidad del programa de Telefe en difundir estas ideas retrógradas.
Para aquellos que no lo sepan, el terraplanismo, rechazado desde la antigüedad, resurgió con fuerza en la era de internet, alimentado por teorías conspirativas que desafían el consenso científico. A pesar de las pruebas irrefutables que confirman que la Tierra es un geoide, Di Lorenzo insiste en absurdas afirmaciones: "La Antártida es una pared de hielo que contiene los mares" o "los extraterrestres vienen de costado". Su narrativa alcanza niveles de delirio al cuestionar por qué la NASA no muestra videos de personas "caminando al revés", un comentario que expone una total falta de comprensión de conceptos básicos de física y astronomía.
El problema no radica solo en que un individuo crea en teorías desacreditadas, sino en que un programa con millones de espectadores lo utilice como entretenimiento. Al darle pantalla a estas ideas, Gran Hermano trivializa el conocimiento y legitima una postura que va en contra de siglos de avance científico. La pregunta es inevitable: ¿hasta dónde llegan los límites del show televisivo cuando el precio es la desinformación masiva? Lo más alarmante es que Di Lorenzo logró convencer a algunos de sus compañeros dentro de la casa. Ezequiel Ois, por ejemplo, se mostró receptivo a sus teorías-
Sentado junto a Di Lorenzo en la mesa de la cocina, el joven rockero con pasado político de militancia junto a la Coalición Cívica con Elisa Carrió y María Eugenia en el PRO, se preguntó abiertamente "¿por qué la NASA no mostró una filmación de cómo es el mundo y la gente?". De esta manera, demostró cómo las ideas conspirativas encuentran terreno fértil en contextos de ignorancia o falta de pensamiento crítico. Este hecho subraya la importancia de la educación científica como barrera contra el avance de teorías falaces. Gran Hermano podría haber usado esta situación para desmontar en vivo las afirmaciones de Di Lorenzo, educar a la audiencia y fomentar el pensamiento crítico. Sin embargo, eligió el camino del morbo y el silencio, priorizando el rating por sobre la responsabilidad social.
La participación de Claudio Di Lorenzo en Gran Hermano trasciende lo anecdótico. Es un reflejo de cómo las plataformas masivas pueden amplificar ideas peligrosas bajo la excusa del entretenimiento. Ante esta realidad, la sociedad enfrenta el desafío de combatir la desinformación, no solo en las aulas, sino también en la esfera pública y mediática. Por el momento, el clip del oriundo de Flores se viralizó con el apodo de "bobi", lo que demuestra que la gente no se engancha en estas teorías absurdas.