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“Te juro que no puedo creer como alguien no puede interesarle algo sobre mi”, afirma, con su típico desparpajo e impulso, Marian García Farjat en la redacción de BigBang, y con esa sola frase llega a la génesis misma de su esencia.
Porque sin ponerse colorada, sin negarlo, sin intentar siquiera ocultarlo, la chica que más quilombo hizo en la casa más famosa del país admite sin tapujos que es totalmente adicta a las cámaras, y que no concibe un solo día de su vida sin mostrarse, sin exponerse.
“Sería fuerte que algún día a nadie le interese saber algo sobre mí
En el universo de esta rubia de 22 años, hacer algo simplemente para uno mismo y entre cuatro simples paredes carece de todo valor y sentido.
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“Me volví adicta a mostrarme todo el día. Amo las cámaras, mal. Tengo 15 mil fotos mías en mi teléfono. Y me gusta mostrar mi vida. Me divierte que la gente vea como soy. No hay nada que me guarde para mí”, se define a si misma Marian ante BigBang.
"Me gusta mostrar mi vida. Me divierte que la gente vea como soy. No hay nada que me guarde para mí
Es que antes de ser famosa, Marian ya quería ser pública. Y ahora que ya no está las 24 horas en televisión, encontró la manera de estar todo el día online: se transformó en Youtuber y desde su canal muestra todo, pero absolutamente todo, lo que se le pasa por la cabeza (o mejor dicho frente a la lente de su celular).
“Sería fuerte que algún día a nadie le interese saber algo sobre mí”, confiesa, con un hilo de temor en su voz, dejando al descubierto su miedo mayor, que no es ser anónima, sino que a nadie le importe lo que hace o deja de hacer.
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Es tan fuerte su necesidad de generar interés, de ser el centro de atención, que inclusive admite que es para ella una necesidad estar con alguien que sea celoso: “Al tener yo eso que quiero que sepan sobre mí y que se pregunten que estoy haciendo, me copa que sea celoso. Para mí eso significa que tiene interés en mí”, concluye en su alegato, aunque inmediatamente admite: “Pero que sean celos tranquis, divertidos, que no lleven a la pelea”.
Extrovertida, dicharachera y audaz, Marian lanza, a modo de declaración de principio, el leit motiv de su personalidad desprejuiciada: “Hacer todo tan correcto, tan perfecto, es aburrido. Las personas correctas y perfectas son infelices. Eso que la sociedad te inculca, la verdad, no me copa mucho”, sostiene, por supuesto, frente a cámara.