La casa de Gran Hermano cambia absolutamente todos los días. Si no es por peleas, es por diferencias dentro de la convivencia, desarme y rearme de grupos, estrategias, o incluso nuevas amistades y amoríos. Pero principalmente tiene un cambio que se da semana tras semana y es nada más ni nada nuevo que el líder semanal.
Los jugadores se enfrentan todos los martes a una prueba del líder en donde se miden entre sí para ver quién se gana el puesto. El ganador, no sólo que obtiene inmunidad, es decir que se salva de estar en riesgo de eliminación, sino que también cuenta con beneficios extra y con el poder de tener que quitar a alguien de la placa de nominados y subir a otro participante para que ocupe su lugar.
Por ende, cada vez que hay un nuevo líder, la casa comienza a jugar con respecto a esa persona para poder influir en su elección a la hora de quitar y agregar a alguien en la placa. En esta ocasión, quien ganó la última prueba que fue a base de fuerza, fue Agostina Spinelli, lo que podría ocasionar un giro rotundo en el juego para que las "Furiosas" retomen el mando de la casa más famosa.
Pero si hablamos de cambios, hay uno en específico a nivel país y que ya llegó al programa, a pesar de no contar con ningún tipo de información del afuera: la inflación. Los "hermanitos" ingresaron al reality el 11 de diciembre y desde ese momento no tienen en cuenta nada de lo que está sucediendo puertas afuera de la casa y lo poco que saben o se imaginan, es a través de los gritos que les hacen en el exterior.
En esta ocasión, por primera vez pudieron obtener información de cómo están las cosas fuera de la casa y fue justamente por ingenio propio. Es que "Manzana" y Martín Ku fueron los elegidos para realizar la compra semanal en el supermercado y más allá de no haber obtenido buenos resultados en cuanto a los productos, sorprendieron al resto de los participantes por los precios sumamente elevados.
Tras superar la prueba semanal, los "hermanitos" contaron con todo el presupuesto que les brinda Gran Hermano para gastarlo en el supermercado, pero ni Big Apple ni el Chino supieron administrarlo para realizar una compra que les dure para, al menos, toda la semana.
¿Qué fue lo que pasó? Cuando ingresaron con las bolsas, comenzaron a estirar todos los productos arriba de la mesa y a los participantes hubieron dos cosas en común que les llamó la atención: la falta de mercadería y los precios sumamente elevados. Es que, por ejemplo, compraron pan lactal en exceso para hacer tostadas, pero no compraron ni quesos ni mermeladas para untar.
Además, una cierta cantidad de carne, pero poca mercadería en cuanto a frutas y verduras, que, pasadas las horas de la compra, ya quedaban sólo tres bananas para toda la casa. No obstante, más allá de aquello que lo notaron y lo hicieron saber, algunos participantes se acercaron a la mesa únicamente para ver las etiquetas de los productos y se llevaron la mayor sorpresa.
Juliana "Furia" Scaglione fue una de las primeras en notar la modificación de los precios y lo hizo en primer lugar teniendo el jamón envasado en sus manos. "Una luca y media", dijo con total sorpresa. Para seguir investigando y dar cuenta de cómo afectó la inflación, siguió agarrando distintos productos que tenía su precio en la etiqueta.
"Siete mil pesos cuatro paltas, boluda", gritó y de fondo se escucharon los gritos de sorprendidos de sus compañeros y la cara de Agostina de que no lo podía creer. "O sea, el que quiere comer se come dos mil pesos de cada palta, no es joda", agregó la participante pelada. "¡$1500 pesos dos morrones!" fue su segunda sorpresa. "¡Milei! Me está agarrando un ataque", levantó la voz totalmente enfurecida.
Rosina Beltrán fue otra de las participantes que también se sorprendió por los aumentos en la comida. "La carne aumentó $3000, el otro día salía $7.000. ¿Qué estará pasando en el país?" gritó totalmente preocupada. Es que claro, el último índice de precios registró un alza mensual de 25,5% tan sólo en diciembre, lo cual ellos no pudieron enterarse.