17 Abril de 2025 11:09

La casa de Gran Hermano volvió a convertirse en un hervidero, esta vez por una polémica que no sólo generó repudio entre los fanáticos del reality, sino que también puso en riesgo la salud de uno de los jugadores más queridos en lo que va del programa: Santiago "Tato" Algorta. La protagonista del escándalo fue Catalina Gorostidi, quien viene de ganarse una moto y manipuló intencionalmente una preparación de brownies sin gluten destinada a Tato, sabiendo que el uruguayo debe mantener una dieta estricta por razones médicas. El resultado: sanción inmediata, liderazgo perdido, placa directa... y una tormenta que todavía no afloja.
Durante la gala de nominación de este miércoles, el Big tomó la palabra con tono paternal, pero sin perder la firmeza: "Hay cosas con las que no se juega, y una de ellas es la comida". Así, dejó en claro que lo sucedido no era una simple travesura, sino una falta grave que podría tener consecuencias reales fuera de la casa. Todo ocurrió cuando Catalina decidió "condimentar" con comino una tanda de brownies sin TACC que Tato había preparado para él. Lo que para algunos podría haber parecido una broma interna más dentro del encierro, fue leído por la producción y la audiencia como una acción inaceptable.
Y no terminó ahí: Gabriela Gianatassio, en complicidad, subió la temperatura del horno para arruinar aún más la preparación. Fue la receta perfecta para la indignación. En un giro que podría cambiar el rumbo del juego, Gran Hermano determinó que Catalina no sólo quedara en placa, sino que también pierda el liderazgo semanal que había conseguido horas antes. A modo de justicia poética, el rol pasó a manos de Tato, el damnificado, aunque sin los beneficios de inmunidad ni la capacidad de mover piezas en la placa. "Jugás al límite", sentenció el Big, marcando la línea roja que Catalina claramente cruzó al atentar contra la salud de su compañero.

Pero si algo terminó de poner el hecho en su justa dimensión fue el testimonio de Rosario, la mamá de Tato, quien, en un streaming especial, explicó el trasfondo de la estricta dieta del participante. Tato padece uveítis, una inflamación ocular severa vinculada a un síndrome autoinmune. Una ingesta accidental de gluten podría empeorar su salud de forma dramática, afectando incluso su visión. "Si no se controla, puede quedar ciego", reveló Rosario, visiblemente angustiada. Tato, que se ganó el cariño del público por su perfil bajo y su resiliencia, tiene una dieta rigurosa que lo ayudó a mejorar su salud y su desarrollo físico. "Cuando dejó el gluten, las células inflamatorias empezaron a desaparecer", contó su madre, dejando en claro que lo que pasó dentro de la casa no fue una anécdota, sino una amenaza concreta para su bienestar.
La polémica también encendió las redes sociales, donde los fanáticos del programa pidieron la expulsión inmediata de Catalina y Gabriela. El fandom de Tato, uno de los más activos, se organizó en campañas para defender a su jugador favorito y no dudó en señalar lo ocurrido como "una de las peores actitudes vistas en esta edición". En el universo de Gran Hermano, donde cada jugada se mide al milímetro y donde la línea entre estrategia y falta ética es cada vez más delgada, lo de Catalina podría ser un antes y un después. A esta altura, la placa ya no es solo una instancia de juego: es un veredicto popular que podría decidir el futuro de los participantes.

Catalina, que ya venía despertando amores y odios, quedó en el centro de la tormenta. ¿Podrá revertir la imagen tras semejante traspié? ¿O será la próxima en abandonar la casa más famosa del país? Mientras tanto, Tato, con liderazgo en mano y el cariño del público en ascenso, parece estar viviendo su mejor momento dentro del juego. Ironías del destino: lo que buscaba perjudicarlo, podría haberlo catapultado.