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Luego de 63 días dentro de la Casa, Luifa entró en crisis y en el confesionario lloró porque extraña a su pequeña hija Lola. El cordobés es una de las figuras más fuertes de la Casa de Gran Hermano, pero no logró contener sus lágrimas frente a la gran repercusión que genera su figura en el exterior.
"Hace varias galas que no sé si estoy haciendo las cosas bien. Trato de no contestar nada (por los silbidos) y me la guardo", reconoció Luifa y agregó: "Me duele cuando se meten con mi hija, es mi punto débil. Me hace pensar que está mal que esté lejos de ella".
Sin embargo, la producción de Gran hermano le preparó una sorpresa al hermanito. El futbolista fue invitado por Gran Hermano a ingresar a sum de la casa, donde se encontraba su pequeña hija Lola esperándolo con varios juegos para entretenerse.
Luifa jugó junto a Lola.
Nuevamente, el participante entró en llanto, aunque esta vez de emoción por volver a ver a su hija. Después de jugar algunos minutos junto a Lola, Gran Hermano le permitió a Luifa preséntasela a sus compañeros, aunque la pequeña niña solo estaba interesada en una cosa: jugar.
La mamá de Luifa recibió a Lola luego del encuentro.
Con el pasar de los minutos, el tiempo de Lola junto al cordobés llegó a su fin. Aunque gracias al llanto de la nena, quien no quería dejar a su papá solo, Gran Hermano les permitió a Luifa quedarse algunos minutos más junto a su hija.