Hace años que los delitos digitales contra las mujeres están creciendo a nivel global de forma paralela al crecimiento de las redes sociales en su conjunto. Facebook, Instagram, TikTok, YouTube o X se encuentran entre las plataformas donde el ciberacoso contra las mujeres está más extendido, y, aunque continuamente se dan pasos para tratar de prevenirlo, las estadísticas sugieren que no deja de crecer.
Además, estos delitos están agravándose con el desembarco de la inteligencia artificial que facilita a todo tipo de usuarios la creación de imágenes de índole sexual protagonizadas por mujeres que nunca consintieron su creación y distribución. El caso más famoso tiene a la cantante estadounidense Taylor Swift como protagonista, en lo que supone un caso judicial que puede sentar un importante precedente.
De un modo u otro, lo cierto es que la red sigue siendo un espacio donde las mujeres están sufriendo un hostigamiento cada vez mayor, y la tecnología avanza mucho más deprisa que los marcos legales destinados a protegerlas. Entre los delitos más extendidos destacan el ciberacoso, la sextorsión, y la generación de imágenes mediante IA.
Ciberacoso
Hay miles de hombres que no conocen sus límites a la hora de tratar con mujeres en cualquier contexto, pero las redes sociales conforman un cóctel de características que las hacen especialmente peligrosas. Por desgracia, cualquier hombre sigue siendo capaz de crearse una cuenta anónima en plataformas como Facebook, Instagram o X, y publicar mensajes obscenos o amenazadores en las cuentas de cualquier mujer.
Son frecuentes entonces los casos de ciberacoso de exparejas, compañeros del trabajo o de la universidad, e incluso entre escolares. Además, el auge de las influencers se ha traducido también en la obsesión de miles de hombres con distintas mujeres populares en las redes, lo que ha conducido incluso a asesinatos de mujeres por parte de sus acosadores, o a suicidios como respuesta al hostigamiento sufrido en las redes sociales.
Sextorsión
Los suicidios también han sido relacionados con el creciente aumento de los casos de sextorsión, un delito frecuentemente cometido por ex-parejas que deciden humillar a mujeres publicando videos sexuales grabados con ellas, o enviados por las víctimas durante una etapa previa de su relación con el criminal. Las mujeres en ningún caso consienten a la publicación del video, y se sienten expuestas y juzgadas ante sus seres queridos.
Los casos de sextorsión son especialmente graves entre las adolescentes, sobre todo cuando los criminales deciden hacer circular los videos sexuales entre los compañeros y compañeras del centro escolar al que acuden, o incluso lo envían directamente a sus familiares más cercanos. En otros casos, los criminales solicitan un pago a cambio de mantener los videos en privado, y luego lo publican igualmente tras recibir el dinero.
Generación de imágenes con IA
Una siniestra variante de la sextorsión está surgiendo en los últimos años de la mano de la IA. La extraordinaria potencia de las nuevas tecnologías permite crear videos de índole sexual con
el rostro de cualquier persona. Se trata de los famosos 'deepfakes', unos videos falsos para los que ni siquiera es necesario contar con conocimientos de diseño a la hora de crearlos. Basta con subir un par de fotos de la víctima y esperar a que la IA haga el resto.
Este tipo de delito acaparó todas las noticias hace unos meses, cuando unos estudiantes españoles distribuyeron en WhatsApp fotos y videos sexuales de sus compañeras de clase. No era la primera vez que ocurría algo así, pero la diferencia consistía en que los videos no eran reales, sino creaciones de inteligencia artificial. Este caso disparó los debates sobre la necesidad de ajustar las leyes para incorporar estos delitos de forma expresa.
Las medidas preventivas que podés adoptar
Existen diferentes medidas de ciberseguridad que las mujeres pueden adoptar para tratar de minimizar el riesgo de sufrir este tipo de delitos. Una de las más importantes son los ajustes de privacidad de las redes sociales, algo que Facebook se resistió a incorporar en su día, pero que ahora constituye un estándar en este tipo de plataformas. Bloquear usuarios o limitar la visibilidad del contenido son algunas de las herramientas más usadas en este aspecto.
Por otra parte, el uso de aplicaciones como una VPN puede impedir la filtración de imágenes y videos privados en redes inseguras mediante un robusto sistema de cifrado. El problema es que muchas mujeres todavía no saben qué es una VPN y cómo funciona, del mismo modo que muchas otras siguen sin estar familiarizadas con las opciones de privacidad de sus redes sociales. Lamentablemente, todavía queda un largo camino por recorrer.
Es evidente que hace falta un marco legal más robusto, capaz de proteger a las mujeres de forma adecuada, medidas de ciberseguridad más robustas en las redes sociales, y, sobre todo, un cambio de actitud en la sociedad cada vez más necesario para desterrar de una vez y para siempre este tipo de actitudes machistas que las persiguen desde hace tantos años. Mientras nada de esto llegue, los delitos machistas seguirán causando estragos en el mundo digital.